[dropcap]E[/dropcap]l día 11 regresan a las aulas los estudiantes de la Universidad una vez finalizadas las vacaciones navideñas. Se levanta de nuevo el telón y se reanuda la representación, es decir que se abre el segundo trimestre, o el final del primer cuatrimestre, dependiendo de los diferentes grados y asignaturas. Una parte muy importante de los estudiantes vuelven desde distintas comunidades autónomas donde la incidencia de la pandemia es variable y diferente a la que tenemos en Salamanca, pero en todo caso allí y aquí sigue siendo necesario mantener las medidas de control. Esto no ha terminado: queda mucho camino por delante.
Allá por septiembre, al comienzo del curso, existía expectación por ver el comportamiento de los estudiantes y, aunque hubo alguna minoría que tuvo un comportamiento incívico, las normas establecidas por la Universidad y las sanciones aplicadas por el Rector consiguieron que, para la gran mayoría el trimestre discurriese según el objetivo establecido de disfrutar de una enseñanza presencial y segura que, por cierto, fue la Universidad de Salamanca la primera de las universidades españolas en defender dicho modelo, y a la que después siguieron otras. Hace unas semanas escribía en esta misma columna que dicho objetivo se había conseguido en gran medida.
Ahora, al comienzo del segundo trimestre, hay que volver a pedir a todos los miembros de la comunidad universitaria, profesores, PAS y alumnos, pero especialmente a estos últimos, que se sigan respetando las normas para evitar la propagación del virus y reducir al mínimo imprescindible los aislamientos preventivos. La Universidad está recordando estos días por distintos procedimientos la necesidad de seguir cumpliendo con la normativa establecida y redoblando esfuerzos en colegios y residencias universitarias para mantener el virus a raya. No obstante, hay una circunstancia que diferencia en esta ocasión el regreso de los estudiantes de su llegada al comienzo del curso: la inmediatez de los exámenes finales.
En el plazo de tres o cuatro semanas se inicia el periodo de exámenes y deben ser los propios estudiantes los más interesados en poder examinarse y no tirar por la borda el esfuerzo de todo un curso, por lo que recurriendo de nuevo al refranero español para recordar que “el miedo guarda la viña”, todo permite presuponer que, en esta ocasión, habrá mayor cautela por parte de todos y, especialmente, por aquella minoría que durante el primer trimestre se puso en riesgo a sí misma y al resto de la comunidad universitaria.
La colaboración ejemplar prestada a las autoridades académicas desde las asociaciones de estudiantes ha contribuido a mantener la nueva normalidad en el primer trimestre, y no me cabe ninguna duda que durante el segundo seguirán cooperando para conseguir que las clases y los exámenes puedan desarrollarse con total tranquilidad. Mi reconocimiento para todos ellos.
Si el reto de mantener la presencialidad segura en las clases puede considerarse actualmente un éxito, que hay que conservar durante el resto del curso, ahora el reto inmediato es conseguir que la evaluación de los alumnos pueda realizarse también con normalidad, lo que supondrá que la apuesta de la Universidad de Salamanca por una enseñanza presencial y segura habrá sido un éxito.
Como recordatorio para todos, pero especialmente para la comunidad universitaria en general y los estudiantes en particular: usen la mascarilla, lávense las manos, mantengan la distancia de seguridad, quédense en casa (preparando los exámenes) y cuando les corresponda vacúnense.