[dropcap]H[/dropcap]oy quiero hablarte del punto de encuentro entre la nutrición y la psicología.
En la nutrición, como en tantos otros ámbitos, llegan las tendencias y hay estrategias que se ponen de moda.
Supongo que una de las que más peso ha tomado en redes en los últimos años es el ayuno intermitente.
Aunque sea una estrategia de lo más antigua.
Cada vez hay más literatura científica que lo apoya, pero decir eso en nutrición no es decir demasiado.
Estudios hay para aburrir, pero nuestro sesgo de confirmación hace que nos fijemos más en aquellos que confirman nuestra forma de pensar.
Lo siento, pero es bastante así. Pensar de forma cien por cien objetiva no es nada fácil.
El ayuno intermitente, por si no estás muy familiarizado, promueve dejar una ventana de horas amplia sin ingerir alimentos. Lo mínimo serían 12 horas, pero lo habitual cuando estás acostumbrado es subir a unas cuantas más, entre 16 y 18 horas.
También implica reducir el número de ingestas —normalmente consumiendo el mismo número de calorías, si no ya estarías haciendo un ayuno intermitente hipocalórico—, y en lugar de comer cinco o seis veces al día lo reduces a dos o máximo tres.
Es una estrategia sencilla porque solo que cenes pronto o desayunes tarde ya estás haciendo mínimo 12 o 14 horas de ayuno y este puede aportar un buen número de beneficios para la salud.
Pues en la televisión no dicen lo mismo.
Es cierto. A veces podemos encontrar información contradictoria proporcionada por especialistas y la mayoría no sabemos qué debemos hacer o qué información dar por válida.
Ante la duda, es tan fácil como consultar con un dietista o nutricionista actualizado. Repito, actualizado. Puede que su visión tampoco sea 100% objetiva, pero al menos estará más cerca de lo validado por la ciencia a día de hoy.
¿El ayuno intermitente es para todo el mundo?
Ni mucho menos.Ninguna estrategia es para todas las personas, y menos si quieres empezar a hacer ayunos de 18 horas de un día para otro, te alimentas de productos que elevan mucho tu índice glucémico o si por ejemplo tienes un trastorno de la conducta alimentaria.
Las estrategias hay que aplicarlas con cabeza y saber por qué quieres introducirlas en tu vida. Insisto, si quieres cambiar tu forma de alimentarte, consulta con un buen dietista o nutricionista.
¿Cuál es el punto de encuentro entre la nutrición y la psicología?
Los psicólogos realizamos distintas tareas relacionadas con el bienestar, y una de ellas es enseñar a las personas a consolidar cambios que quieren introducir en sus vidas.
Cuando hablamos de modificar la alimentación, lo más difícil de entrada puede parecer el seguir las pautas administradas por el profesional que las pauta.
Sin embargo, a la práctica —que es lo que realmente importa—, lo que más cuesta a la mayoría de las personas es mantener los cambios a largo plazo.
Pasa con el ayuno intermitente, sí, pero también con cualquier dieta pautada por el especialista.
Los cambios a corto plazo son relativamente fáciles de alcanzar, pero a largo plazo suponen un compromiso que no siempre sabemos adquirir.
Por ello, si has probado cambiar tu forma de alimentarte y al principio te resulta sencillo pero con el tiempo te cuesta más, no descartes trabajar con un psicólogo para consolidar esos cambios que deseas incorporar a tu vida.
Si quieres saber cómo trabajo, puedes verlo aquí.