[dropcap]H[/dropcap]aces unos meses, en una columna anterior, mostraba mi preocupación por lo que yo denomine: “Cuestión de supervivencia en tiempos de pandemia”. Realmente me equivoque de nombre. Tiene muchos y no precisamente ‘finos’.
Supongo que pueden prever de que les hablo. Las vacunas del Coronavirus para lograr esa inmunidad que permita abrazar sin poner en riesgo la vida de los tuyos y por supuesto la vida propia.
Se abre el debate de lo que vale una vida y de lo que puede valer otra.De quien es más valioso o valiosa y quien sí y quién no. Y vuelvo a preguntar lo mismo ¿Qué precio tiene una vida?¿Una vida vale más que otra?
Personalmente, creo que no, que todas las vidas son valiosas y a todos y a todas nos duele alguien, por lo que no se puede justificar argumentos que resultan meramente injustificables y más cuando vienen de personas que deben de servir como buen ejemplo.
Pero déjenme que les diga lo que cuesta la vida de una persona menor acosada en este país, y aludo a personas, no a estadísticas, ni a expedientes y mucho menos números: 10.000€ por daños morales fue la ‘compensación’ al padre y la madre de un menor que se suicido victima de las crueldades de aquellos con los que compartía el pupitre de al lado. Cuatro meses de tareas socioeducativas fue el precio a la vida de otra menor que también se suicidó víctima de la maldad de aquellas que llamaba ‘compañeras’.
Eso es lo que los Tribunales consideraron que ‘valía’ la vida de una persona menor empujada a un final sin retorno en este país, aunque en la mayoría de los casos, no llegaron a los Tribunales, porque simplemente nunca se consideró por parte de las Administraciones lo que realmente era.No hay más ciego, que el que no quiere ver o no le interesa ver.
Una semana, realmente dura, en la que la muerte de una niña de dos años volvió a dejarnos un caso escalofriante detrás, aún en investigación y en la que Italia, decidió bloquear las cuentas dudosas de la Plataforma Tik Tok, al no poder verificar la edad real de los usuarios, después de que la pequeña Antonella, de 10 años, perdiera la vida, por intentar conseguir un reto propuesto en la Plataforma.
Un triste suceso con consecuencias fatales que pone en el disparadero, una vez más, los peligros que rondan por el mundo digital y que abre la disputa de lo irreal que puede llegar a ser para un menor el mundo que percibe a través de una pantalla.
Más información: Asociación Salmantina contra Bullying y Cyberbullyin -ASCBYC-