La Junta no tiene prisa por iniciar la desescalada, a pesar del descenso de la incidencia y la leve mejoría de la situación en los hospitales. Mientras estos dos indicadores no estén bajo control no se plantea aliviar las restricciones en vigor, a expensas de lo que diga el Supremo sobre el adelanto del toque de queda a las 20 horas.
Así lo explicaron este jueves el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, y la consejera de Sanidad, Verónica Casado.
Casado señaló que «todos los días y todas las semanas analizamos las medidas que hemos adoptado y todo lo que decidamos será de la mano de los datos epidemiológicos y sanitarios. No sé qué va a pasar en marzo. Hay que ser muy prudentes», a lo que Igea añadió que las restricciones también están a expensas «de lo que diga el auto del Tribunal Supremo» sobre el adelanto del toque de queda.
La consejera de Sanidad dijo ante la proximidad de las fechas de la Semana Santa que «no es cuestión de salvar nada sino de tener coherencia con la situación terrible que vivimos, con indicadores salvajes. Estamos con el vaso lleno, no derramado, pero lleno. Hablar de desescalada ahora es arriesgado, mucho».
Insistió en que «no podemos volver a la casilla de salida, porque con 3.000 casos nuevos en semanas habrá 50 muertos. Para desescalar tenemos que ser lentos y, sobre todo, con las medidas que afectan a los ámbitos que creemos son responsables de la situación que vivimos. En la escalada hay que ser muy rápidos y en la desescalada muy prudentes y hacerlo despacito».
Igea, por su parte, recordó conclusiones científicas que indican que ir a establecimientos hosteleros multiplica por cuatro el riesgo de contagio, por lo que recalcó que «no habrá desescalada hasta que los indicadores de riesgo lo permitan. Esto no es incompatible con las ayudas a los sectores más perjudicados».
El vicepresidente señaló que «en el platillo de la balanza lo que más pesa es la vida de los ciudadanos», concluyó.