[dropcap]C[/dropcap]uando yo era pequeño, escuchaba siempre hablar de un tal Almodóvar como una eminencia del cine, alguien respetado desde el telediario hasta en mi casa. Mi primer acercamiento fue con Volver, una película que a pesar de ser pequeño y no comprenderla, recuerdo quedarme hipnotizado viéndola sin saber por qué. Y aquí es dónde varios años más tarde y contando en la cabeza con el resto de su filmografía quiero hablar sobre los factores que diferencian su cine del de ninguna otra persona.
Almodóvar ha logrado algo que para mí es una de las mayores metas como cineasta y que seguramente fuese la razón de ese hipnotismo que me provocó de niño, y es que ha creado un lenguaje propio. Todas sus películas se enmarcan en un universo creativo de historias, estética y manera de narrar que nadie más tiene, el conocido como “toque almodovariano”. ¿Pero qué elementos comprenden este estilo?
Elementos dramáticos
Empecemos por los cimientos, la historia. Las tramas de Almodóvar podrían resumirse en una única palabra: deseo. Que su productora además se llame así no es casualidad. Sus historias se centran en personajes marginales o extravagantes cuyos deseos más profundos se encuentran cohibidos debido a las convenciones sociales. Podríamos dividirlas en un primer grupo de películas más oscuras como Hable con ella o La mala educación, y otro más extravagante o esperpéntico como Mujeres al borde de un ataque de nervios o Tacones Lejanos. También de la mezcla de ambos estilos están varias de sus películas como Volver o Todo sobre mi madre.
En la mayoría además el papel de la mujer es fundamental, protagonizando o sustentando la trama, siendo personajes más fuertes y capaces que los hombres. Además en su temática es frecuente la religión, el mundo rural y el cosmopolita, las carencias afectivas o la incomunicación.
Y otra palabra clave para entender lo almodovariano es “collage”, que se da en su manera de presentar el drama y la comedia en sus distintas variantes, dentro de un mismo film, jugando y pervirtiendo los géneros convencionales. Podemos verlo claramente en Todo sobre mi madre o Qué he hecho yo para merecer esto. Pero además la grandeza está en su manera de llevar esta idea a todos los apartados, incluidos los carteles o los créditos de las películas, consiguiendo unidad formal en toda la pieza y el universo creativo de la misma.
Y si hablamos de lo formal no podemos olvidar su late motiv particular, el uso del rojo como seña de identidad. Existen numerosos artículos e incluso trabajos dedicados a analizar la composición de Almodóvar y dentro de todos nos encontraremos con esta firma que aparece en toda la filmografía del director. Sin embargo, quedarnos en el rojo sería menospreciar el resto de su talento compositivo. Es el uso de toda la paleta de colores en el vestuario y en el attrezzo lo que consigue esa seña de identidad y por tanto no podemos atribuirle todo el mérito a él, si no a los diferentes equipos de dirección de arte que han trabajado con él.
También son claras las referencias al folklore y tradición española, que aparecen en la música o la dirección de arte que apuntaba antes. Y el mérito de la dirección está precisamente en conseguir que todos los elementos que hemos descrito caminen en la misma dirección, la almodovariana, consiguiendo que sus películas tengan ese ansiado sello de marca España que tanto les gusta a los políticos patrocinar.
El pódium de Almodóvar:
Y ahora toca mojarse para cerrar el artículo con las que me parecen sus tres mejores películas. La primera sería Todo sobre mi madre, coincidiendo con la mayoría de la crítica. En esta película Almodóvar consigue conjugar todos los elementos de su cine oscuro y folklorico a la perfección con una trama sincera y que nos ha dejado múltiples momentos para la historia del cine, como el monólogo de la Agrado. Además la fotografía a cargo de Affonso Beato consigue planos que podrían ser cuadros en sí mismos.
En segundo lugar Hable con ella, la película más oscura del director seguramente. Solamente por su guion merece ocupar la segunda posición, solamente por la construcción del personaje de Benigno y por la interpretación de Javier Cámara son más que merecedoras del puesto.
Y en tercer lugar, La Mala Educación. Siguiendo esa variante de cine negro y folklore, con esta película Almodóvar vuelve a coger la temática religiosa y el amor creando una trama de personajes dañados por la vida, y jugando para ello con el meta cine con una película dentro de una película.