La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó a 1.008 años de prisión al miembro del comando Madrid de ETA, Juan Luis Rubenach, por el atentado que la banda terrorista cometió contra el entonces secretario de Ciencia Política, Juan Junquera, el 6 de noviembre de 2001 en la calle Corazón de María de Madrid, a través de un coche bomba cuyo material guardaba la banda en un piso ubicado en la ciudad de Salamanca.
Ical.- El tribunal, que también condena a Rubenach por intentar asesinar al exconsejero del Tribunal de Cuentas, Paulino Martín, y a la fiscal de la Audiencia Nacional, Blanca García, considera al miembro de la banda terrorista ETA culpable de 95 delitos de asesinato en grado de tentativa por el atentado de la calle Corazón de María, al tener como resultado 94 heridos y al objetivo de la banda ileso.
Además, también se le imputan los delitos de depósito de armas de guerra y de explosivos por el material encontrado en la vivienda ubicada en la plaza de Castrotorafe del barrio de Capuchinos de Salamanca, delito continuado de sustracción de vehículos, un delito de asesinato en grado de conspiración y estragos terroristas. No obstante, la sentencia también indica que el límite máximo de cumplimiento efectivo de prisión será de 30 años.
Juan Luis Rubenach fue entregado por Francia en 2019, donde huyó tras la detención de varios miembros del comando que ya están condenados por estos hechos. La sentencia explica que Rubenach fue uno de los primeros miembros del comando Buru Ahuste, que se desplazó a Madrid en septiembre de 1999 y hasta noviembre de 2001 vivió entre Madrid y Salamanca. En esta ciudad castellano y leonesa, el comando custodiaba las armas y explosivos que recibían de Francia.
De hecho, en el registro realizado en noviembre de 2001 en esta vivienda, ocupada entonces por Rubenach, se incautaron 13,750 kilogramos de explosivo ‘Titadin 30A’, 13 metros de cordón detonante de color verde, 3,5 metros de cordón detonante de color rojo, una caja de plástico con rollo detonante en su interior, material eléctrico y pilas para la confección de artefactos explosivos, detonadores instantáneos y de retardo, notas manuscritas con instrucciones de montaje de artefactos explosivos, un manual sobre explosivos con el anagrama de ETA, un fusil de asalto H&K, un subfusil MAT, un cargador de pistola, cinco cajas de cartuchos de pistola y una caja con 20 cartuchos de Winchester 308.
El atentado
Pocos días antes, el 6 de noviembre de 2001, a las 9 de la mañana, el comando Buru Ahuste hizo explosionar un coche bomba en la calle Corazón de María de Madrid, cuando pasaba el vehículo del entonces subsecretario de Política Científica, Juan Junquera. Resultaron heridas otras 94 personas que se encontraban en la zona, si bien tanto el subsecretario como el conductor resultaron ilesos.
La sentencia explica que la finalidad del comando era atentar contra la vida de Juan Junquera, pero el modo de ejecución, según el tribunal, evidenciaba que los autores asumían y aceptaban que la explosión alcanzaría a un gran número de personas, igualmente desprevenidas e indefensas, pues dada la hora en que se había planeado, la calle estaría concurrida con gente acudiendo a su trabajo, negocios o a los colegios, lo que además conocían los autores por las vigilancias previas sobre el objetivo.
La Sala incluye además el testimonio de dos miembros de ETA, ya condenados por estos hechos, y que en el juicio reconocieron que el comando utilizaba un piso en Salamanca en el que custodiaba las armas y explosivos. La sentencia recoge así los indicios recabados contra Rubenach, entre ellos sus huellas dactilares aparecidas en los pisos utilizados por la organización terrorista en Salamanca y Madrid.
En relación con el intento de asesinato del exconsejero del Tribunal de Cuentas, Paulino Martin, y de la fiscal de la Audiencia Nacional, Blanca García, la sentencia explica que el comando de ETA colocó varias veces coches bomba en las inmediaciones de sus respectivos domicilios para hacerlos explotar al paso de éstos pero no consiguió su objetivo. En el caso del exconsejero del Tribunal de Cuentas porque los miembros del comando no pudieron aparcar el coche bomba y, en el caso de la fiscal, porque su vehículo no pasó por el lugar previsto o lo hizo en dirección contraria.