El ruinoso negocio de la procuradora Montero

El quebranto económico que se ha producido a sí misma al abandonar Cs es contante y sonante
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María Montero, en una intervención en Las Cortes. (Ical)

Estando el transfuguismo indefectiblemente asociado a ventajas políticas y/o económicas obtenidas por quien lo práctica, es evidente que el caso de la procuradora salmantina María Montero resulta bastante atípico. Al abandonar Ciudadanos, ha pasado a una especie de limbo político, el grupo de no adscritos de las Cortes, cuyos miembros se ven muy penalizados económicamente, ya que, sesiones plenarias aparte, tan solo tienen derecho a pertenecer a una comisión parlamentaria.

Hasta su fuga a ninguna parte, Montero presidía dos comisiones, una tan importante como la de Sanidad, que esta misma mañana celebra su primera reunión sin ella, y otra la que viene mareando una perdiz que ya no le interesa cazar al gobierno Mañueco: el reparto de la publicidad institucional, o lo que es lo mismo, el manejo clientelar, discrecional y arbitrario de la “chequera mediática” de la Junta. (Instrumento éste de sometimiento de los medios de comunicación que en estos momentos se está combinando con la zanahoria del concurso convocado para la concesión de 138 nuevas licencias de FM, asunto éste en manos de la consejería de Fomento, de la que es titular, ojo, Juan Carlos “Rey Sol” Suárez-Quiñones, antes “Pañuelitos”, quien debe su nuevo apodo precisamente a su reveladora frase “La Administración soy yo”).

Pero a lo que iba. La presidencia de dos comisiones y la pertenencia a alguna otra más, unido a la larga distancia entre Valladolid y Ciudad Rodrigo, de donde es y donde regenta una zapatería familiar, explica que la procuradora salmantina batiera en 2020, año de pandemia, el récord de “facturación” en concepto de dietas y kilometraje, conceptos por los que se levantó un total de 39.229 euros. Como procuradora no adscrita, dicha cuantía pasará a rondar los 10.000 euros anuales. Pero además sucede que en el momento de autos Montero disfrutaba temporalmente de la “liberación” correspondiente a la portavocía adjunta del grupo parlamentario que Ciudadanos venía rotando entre sus procuradores sin dedicación exclusiva, puesto remunerado con 6.670 euros brutos mensuales.

El quebranto económico que la procuradora salmantina se ha producido a sí misma al abandonar Ciudadanos es contante y sonante. Precisamente es el que ha abonado la sospecha que su decisión formaba parte de un plan de fuga más amplio en el que se habían implicado al menos otras dos procuradoras de C´s que luego se rajaron y dejaron a Montero colgada de la brocha. Con tres votos “distraídos” al grupo naranja, la moción de censura hubiera triunfado, ya que con toda seguridad el procurador de la UPL, Mariano Santos Reyero, hubiera completado los 41 “síes” necesarios. Lo de las dos procuradoras, así en femenino, se desprende del correo electrónico con el que se comunicó el abandono de Montero (El Topillo lo recibió a las 15:09 del viernes 19), correo remitido desde una cuenta a nombre de “procuradorascyl@gmail.com”, así en femenino plural.

Muchas son las especulaciones sobre la identidad de las dos compañeras de fuga que se echaron atrás y las razones por las que lo hicieron. Incluso se ha llegado a asociar el acuerdo entre la consejería de Sanidad y SATSE con la fidelidad del voto de la procuradora zamorana Teresa Gago, hermana de la secretaria general del Sindicato de Enfermería. Sinceramente, me parece una interpretación muy traída por los pelos. Pienso simplemente que la Junta necesitaba romper como fuera la unidad del frente sanitario que tiene en contra y el acuerdo con SATSE era lo que tenía más a mano.

Por último, llama la atención lo mucho que ha contenido Ciudadanos su indignación ante la que les ha jugado Montero. La empatía de don Igea con la procuradora fugada da hasta qué pensar: No sé sabe si está cortejándola para poder seguir contando con su voto o es que se ha parado a pensar que no tardando puede compartir con ella el grupo de “no adscritos”. Ni siquiera el portavoz de Ciudadanos y paisano salmantino, David Castaño, ha querido hacer mucha sangre. Y eso que Castaño, el autodefinido “liberal keynesiano” (sic), convalece de quemaduras grado 3 en los dedos de su mano derecha (la izquierda la tiene atrofiada por falta de uso) después de haberla puesto en el fuego por la fidelidad de los 12 procuradores de su grupo.

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