Hay historias que merece la pena contar, que se difundan por cualquier rincón del mundo por todo lo que las rodea y porque su final fue inmensamente feliz; y ésta es una de ellas.
El pasado 23 de febrero, el soldado Jorge García Romero (34 años y 15 en este destacamento), destinado en el Regimiento de Especialidades de Ingenieros nº 11 del Mando de Transmisiones de Salamanca, se convirtió en un héroe con uniforme al salvar la vida a un hombre de 83 años que sufrió una indisposición en plena Plaza Mayor.
Además, esta historia que acabó con final feliz, unió a dos personas que tenían algo en común; Jorge García Romero había salvado la vida a un amigo de juventud de su abuelo, “con el que salía de fiesta por ahí y todo; casualidades”.
“Estaba en la Plaza Mayor con la música puesta y oí que una mujer comenzó a gritar; apagué los cascos y me levanté para ver qué pasaba y vi a un hombre con la cabeza para atrás en una silla, los ojos en blanco y la lengua fuera, morada. Miré primero si tenía algo en la boca y al ver que se estaba asfixiando lo coloqué en el suelo por si tenía que hacer la reanimación; con ayuda de una persona, su pareja llamó al 112 y cuando estaba en el suelo, los ojos volvieron y empezó a reaccionar un poco. Su cuerpo comenzó a relajarse porque estaba muy rígido y lo coloqué recto para ver que tenía pulso y entonces fue cuando lo puse en posición lateral de seguridad”, recuerda.
Fueron momentos complicados, no hay duda, pero Romero siempre mantuvo la serenidad; no en vano, ellos están preparados para realizar unos primeros auxilios, y su intervención salvó la vida a este hombre de 83 años, con el que está entablando una buena amistad pese a la diferencia de edad.
“Más tarde, hablé con el 112 por teléfono y le expliqué lo que había sucedido; como reaccionó y era un poco más consciente de todo, lo incorporé, le dimos un poco de agua y se quedó descansando hasta la llegada de la ambulancia”, explica.
Pero, ¿qué le pasó realmente? “Pues no lo sabemos, porque le están haciendo pruebas y no saben por qué ha sido; él lleva un marcapasos y no se sabe si tiene algo que ver o no. Pudo ser un golpe de calor, una insolación… por el momento, no han descubierto de dónde vino el problema”.
La víctima no fue consciente en ningún momento de lo que le había pasado y no fue hasta unas horas después en el Hospital, cuando su pareja le explicó lo que había ocurrido. “Esto fue casi a las 16.00 horas y hablé con la mujer hasta las 23.00 horas que se fueron a casa; a los dos días ya hablé con él porque me llamó”.
¿Cómo fue esa conversación? “Me dio las gracias, que él no se acordaba de nada, pero que no sabía cómo explicar esto y que los dos estaban muy agradecidos. Incluso la mujer me invitó a comer ese día… y los hosteleros de la Plaza me dieron la enhorabuena, igual que la gente que estaba allí en ese momento”.
Como militar, cada año recibe una pequeña formación de recuerdo de primeros auxilios y fue eso lo que salvó la vida del hombre de 83 años, con el que vivirá una historia que nunca imaginaba. “Lo que hice me salió solo y no tuve que pensar; luego cuando el médico me guiaba todo fue mejor. Por eso es necesario que se estudie o se tengan conocimientos de primeros auxilios, porque es algo clave. No tengo dudas de que cualquier otra persona hubiese hecho algo por este hombre”.
“Él está convencido de que le salvé la vida”
“Tengo mucho contacto con él y sigue agradeciéndome que le salvase la vida; me ha dicho que se va a seguir haciendo pruebas para ver qué pasó, pero él está bien y vamos a quedar a comer cuando todo esto pase. Ya me ha dicho que me pagará una comida; tenemos buena relación que es la creación de una amistad”.
Pese al hecho reseñable que llevó a cabo, Jorge Romero no esperaba tanta repercusión. “Sin duda, es algo bonito porque al final tiene un final feliz, pero no esperaba esto, la verdad. A nivel interno con los compañeros o jefes sí, pero no por la gente”, señala.
Y mucho más todavía cuando esta pandemia está poniendo en duda la bondad de la gente… “sí, creo que hay de todo. Esto viene en la persona y cualquiera tiene humanidad para hacer lo que yo hice o intentarlo”.
El soldado Romero asegura también da las calves para saber cómo actuar en caso de ver un hecho como éste y que no haya nadie preparado para actuar. “Lo primero es tener tranquilidad y si no, buscar el apoyo de alguien; y, si no sabes hacer nada, llamar al 112 y hacer lo que ellos te digan. Es cierto que tener conocimiento de primeros auxilios es básico y es algo que debe enseñarse en los colegios, siempre viene bien y eso salva vidas”, explica.
Amigo de la juventud de su abuelo
“Mi familia está encantada y orgullosa por lo que hice; encima, resulta que este señor era muy amigo de mi abuelo, ya fallecido. Yo no lo sabía entonces, lo supe después y se ha puesto muy contento, con una casualidad muy grande; por ello y pese a la diferencia de edad, estamos entablando una mayor amistad”, indica.
Ambos son de Salamanca y “ellos se conocían de siempre, y me dijo que había salido con mi abuelo de fiesta. Casualidades de la vida y es una historia bonita, nunca se sabe dónde te puedes encontrar algo así”, rememora orgulloso.
Actos que salvan vidas y que devuelven la creencia en el ser humano en tiempos en los que hemos perdido demasiadas cosas…
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