El Ayuntamiento de Salamanca ha arreglado la Noria de Sangre ubicada en la margen derecha del río Tormes, en Huerta Otea, con una inversión de 50.000 euros.
Se trata de una iniciativa enmarcada en la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSI) Tormes+, que en total cuenta con un presupuesto en torno a 24 millones de euros, cofinanciados por los fondos FEDER y el Ayuntamiento de Salamanca gracias a las políticas de cohesión de la Unión Europea para la regeneración urbana, medioambiental y sociocultural de los barrios trastormesinos de la ciudad.
Esta actuación, además de formar parte de un conjunto etnológico con el proyecto de recuperación de la Fábrica de la Luz, la rehabilitación de la pesquera de Tejares y la modernización de la pasarela peatonal anexa, «se enmarca en el desarrollo del proyecto de corredores verdes en ambas márgenes del río Tormes», dice el Consistorio.
La noria de sangre
La Noria de Sangre, encontrada intacta en el año 2013 durante un proceso de demolición de las construcciones situadas en suelo municipal, fue inventariada y protegida al reconocerse el alcance de sus valores culturales, pues es uno de los hallazgos más relevantes del patrimonio etnográfico salmantino por estar intacta, sin haber sufrido ninguna intervención anterior que haya podido menoscabar sus valores de autenticidad.
Se trata del único vestigio de la época en la que los ríos fueron centros económicos polivalentes de primer orden que acogían no solo industrias de transformación (textiles, batanes), sino también domésticas (lavado de ropa) o primarias como la agricultura (norias) o la pesca.
Uno de los elementos que pueden encontrarse en las márgenes del río son las ‘norias de tiro’ o ‘norias de sangre’, parte del conjunto de construcciones hidráulicas tradicionales que empleaban sistemas de tracción animal y se destinaban a la extracción de agua de la capa freática para el regadío de las huertas próximas. Eran muy abundantes en los alrededores de la ciudad y originalmente estaban dotadas de maquinaria de madera que, avanzado el siglo XX, fue sustituida por motores de bombeo.