[dropcap]E[/dropcap]l Paseo de Carmelitas fue el primero en conocer las obras. Lo acometió el MOPU entre los años 1981 y 1982. Pasó a tener dos calzadas por sentido, una mediana que permitía el ajardinamiento y la integración con el Paseo de los Carmelitas, y aceras anchas para los peatones. Aprovechando la inversión se arreglaron los jardines que dan continuidad al parque más antiguo de Salamanca, el de San Francisco, obra realizada por Jerónimo García de Quiñones en el siglo XVIII.
El proyecto de Carmelitas fue redactado por Obras Públicas y el Ayuntamiento puso muchos reparos antes de darle el visto bueno. El MOPU pensaba más en hacer una carretera y el Consistorio por convertirlo en un bulevar. La postura municipal fue la que se llevó el gato al agua, pero hubo protestas vecinales por la desaparición de algunas especies arbóreas. Aparecieron colgados de algunos árboles figuras con las caras y nombres de algunos concejales.
Otro convenio firmado por el MOPU y el Ayuntamiento posibilitó, poco tiempo después, acometer la denominada Ronda Este. Incluía la Avenida de Mirat, la Plaza de España y el Paseo de Canalejas. Era un recorrido urbano, largo y complejo, que afectó durante las obras al tráfico de toda la ciudad complicándolo mucho. Tuvimos la posibilidad de acometerlo antes, pero en aras a no colapsar Salamanca esperamos a que concluyera el arreglo de Carmelitas. El punto conflictivo de la Ronda Este fue la intersección de la Plaza de España. En este lugar es donde confluyen muchas otras vías y se considera uno de los nudos de tráfico más difíciles de ordenar en Salamanca. Las calles Toro y Zamora no eran entonces peatonales y desembocaban en el tramo al que nos estamos refiriendo.
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