[dropcap]L[/dropcap]os hábitos de lectura y escritura rápida en Internet y redes sociales son los ingredientes perfectos para las temidas faltas de ortografía. De hecho, los adolescentes de entre 10 y 19 años son capaces de escribir aproximadamente diez palabras más por minuto que una persona de 40, como explica un informe realizado por la Universidad Politécnica de Zurich (ETH).
La cultura de la inmediatez ha provocado que los jóvenes presten menos atención a cómo escriben inundando las pantallas de errores ortográficos entre los que destacan como los más comunes en chats y redes: la ausencia de tildes, eliminar los signos de puntuación y las confusiones entre ‘a ver’ y ‘haber’, ‘a’ y ‘ha’ o ‘¡Ay!’, ‘ahí’ y ‘hay’, según la herramienta para acabar con las faltas, Walinwa.
A esto se suma que cerca de 9 de cada 10 jóvenes no prestan atención a su escritura cuando se comunican o interactúan en redes sociales, como muestra un estudio de la Universidad Alcalá de Henares y en el que aseguran que el 20% de los estudiantes de la ESO afirma escribir “tal y como habla”.
Sin embargo, al mismo tiempo que los menores han eliminado ciertos elementos de la gramática española al utilizar sus dispositivos móviles, también han comenzado a introducir de manera masiva algunas abreviaturas procedentes del inglés, en su mayoría. Esto ha provocado que en muchas ocasiones la forma que tienen de escribir nuestros hijos se convierta en un verdadero trabalenguas para las generaciones mayores.
“Escribir mal en Internet no significa que los niños vayan a ser automáticamente malos escritores en otros entornos. Lo más importante es que los padres estén atentos no a cómo escriben sus hijos, sino a lo que escriben. Algunos acrónimos pueden ser señales de comportamientos de riesgo”, comenta Eduardo Cruz, CEO y co-fundador de Qustodio.
Para ello, desde Qustodio -plataforma líder en seguridad online y bienestar digital para familias- han recopilado una serie de acrónimos que las familias deben conocer ya que pueden alertar de que nuestros hijos están teniendo conversaciones o comportamientos poco apropiados, dentro y fuera de la red.
Contenido sexual. La práctica del sexting aumenta cada vez más entre la población, especialmente, entre niños, niñas y adolescentes. GNOC (desnúdate frente a la cámara), GYPO (quítate los pantalones) o SUGARPIC (petición de una foto sugerente) son algunos de los mensajes que pueden llegar a preocupar a las familias. De hecho, según un estudio de EU Kids Online e INCIBE, 3 de cada 10 menores han recibido mensajes con este tipo de contenido. También existen diferentes acrónimos que hablan explícitamente del sexo como 53X o CU46 (nos vemos para tener sexo).
Drogas y fiestas. Según la Encuesta Europea sobre Alcohol y otras Drogas publicada por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, el 9% de los adolescentes españoles fuma a diario y el 17% se suele emborrachar. El acrónimo 1174 (nos vemos en la fiesta) es de los menos alarmantes, pero hay algunos otros que pueden revelar que nuestros hijos están llevando a cabo acciones que pueden poner en riesgo su salud como 420 (marihuana) o CID (ácidos y drogas).
Ciberbullying. Datos del estudio anual de Qustodio ‘Centennials: el antes y el después de una generación marcada por el Covid-19’, muestran que, durante el último año, a pesar de que los niños han pasado menos tiempo en las aulas, el acoso ha crecido un 70%. Son muchos los acrónimos que se utilizan para esconder insultos entre los que destacan THOT, HOE, BOSH SBW, SLUB, todos ellos con un mismo significado (zorra) y, generalmente, van enfocados a las niñas.