[dropcap]H[/dropcap]ace unos días, José Luis Rebordinos, director del Festival de Cine de San Sebastián, anunciaba que en la próxima edición del célebre evento, se suprimiría la distinción de género en los premios a mejor interpretación, pasando a considerarse una categoría única, diferenciada entre papel principal y papel de reparto.
Sin duda una buena noticia que quizás podría haber llegado antes, pero más vale tarde que nunca, dicen. De esta manera San Sebastián sigue la estela del Festival de Berlín, que ya tomó está decisión tiempo atrás sirviendo de ejemplo para otras ceremonias y festivales.
Esta decisión además de ser necesaria, carece de argumentos por parte de aquellos que se sitúen en contra, ya que se trataba del único galardón o reconocimiento que tenía distinción de género, de manera que cualquier otro, como mejor dirección, guion, fotografía, etc siempre ha sido un único premio. ¿Por qué debería ser distinto en el caso de la interpretación? Por otro lado, esta corrección era necesaria para acoger también a actuaciones de género no binario, que de esta manera ahora sí pueden quedar representadas.
No obstante, aunque sea una buena noticia, existen en mi opinión todavía muchos asuntos importantes sobre el que poner el foco, nunca mejor dicho. Y es que no olvidemos que como en casi cualquier otro sector de la sociedad, desgraciadamente en el cine, las mujeres gozan de menos oportunidades y derechos que los hombres.
En primer lugar, según datos de CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales), dentro de los puestos de un equipo de rodaje, las mujeres tienen mayor representación en los asociados a «roles de género» como el diseño de vestuario, con un 83 por ciento, o el maquillaje y peluquería, con el 75 por ciento.
Y lo que es aún más grave es la brecha salarial. Ésta en 2020 era del 26 por ciento en el caso de España. Además las producciones con mayores presupuestos tienen menor presencia de mujeres y en el caso de Hollywood el top de los intérpretes mejor pagados, según la revista Forbes, revela las enormes diferencias salariales que todavía siguen existiendo en la industria entre hombres y mujeres, habiendo una diferencia en los casos más elevados, de la mitad de salario entre un hombre y una mujer dentro de la misma producción.
Resguardándonos en las buenas noticias, existen cada vez más ayudas económicas por parte de las comunidades autónomas para el desarrollo de películas confirmando que aquellas comunidades que fomentan condiciones de igualdad tienen mayor representatividad de mujeres y menor brecha salarial. También está aumentando el número de mujeres en puestos como la dirección (recordemos que este año Chloé Zhao y Pilar Palomero se llevaron el Oscar y el Goya, respectivamente), dirección de fotografía, guion, montaje, etc.
El cine nos ha dado a muchísimas mujeres con un talento desbordante, y dicho talento debe reconocerse y pagarse como es debido. Muchas han sido ocultadas, menospreciadas e incluso apartadas. Quién sabe la de películas de ficción, documental u otros proyectos que podrían haber salido a la luz hace mucho tiempo; la de personajes femeninos que se quedaron en el tintero con historias que contar y que nunca escucharemos; luces y sombras que nunca llegaron a encenderse o cámaras que no llegaron a ser operadas. Nunca lo sabremos, debido al tipo de sociedad en la que vivimos y que debemos cambiar.
Por ello, aunque sea una gran noticia para el sector por parte de Donosti, no debemos olvidar las incoherencias de una sociedad que desgraciadamente a día de hoy siguen siendo coherentes para mucha gente, y por las que hay que luchar mucho todavía.