La pandemia ha dejado crisis económica y sanitaria a nivel mundial y esto ha afectado sobremanera a todos los sectores.
El miedo de los inversionistas es alto en este momento pues todo es tan volátil que lo que parecía “seguro” no lo es más. La incertidumbre siempre ha perjudicado a la inversión, aunque en estas circunstancias es cuando emergen otras alternativas. Una de ellas es el oro, que se mantiene como un refugio seguro para los inversores.
Se dice que este metal precioso ha sobrevivido a las crisis y su valor se ha quintuplicado en los últimos 20 años. En junio del 2000 una onza de oro costaba 298 euros (al cambio) y en septiembre de 2008, cuando estalló la crisis financiera internacional, su precio era de 532.
La cotización del metal precioso siguió creciendo, al tiempo que se prolongaba la crisis y, contra todo pronóstico, no se desinfló con la recuperación de la economía, como si fuera un presagio de que estaría por llegar otra crisis.
En 2020, justo antes de declararse la pandemia, alcanzó los 1.486 euros y comenzó una nueva escalada debido al coronavirus, hasta alcanzar su máximo histórico de 1.743 euros en agosto de 2020. Desde entonces ha sufrido una ligera corrección y cotiza actualmente en torno a los 1.540 euros la onza.
¿Cómo puede invertirse en oro?
Comprar y vender metales preciosos no implica haber de comprar o vender el producto físico. Lo que se hace, sencillamente, es operar sobre las variaciones del precio, exactamente igual que con otros derivados financieros.
Sin embargo, los factores que impulsan las variaciones de los precios de los metales preciosos son distintos de los otros tipos de instrumentos financieros. Mientras que acciones y valores pueden perder valor cuando hay guerra o malestar político, los inversores suelen apostar por los metales preciosos en estos casos y, por lo tanto, los precios suben.
Los factores que suelen afectar a los precios de los metales preciosos son, entre otros, la oferta y la demanda, las tendencias nacionales y globales, la inflación, la fortaleza del dólar estadounidense, los tipos de interés, las políticas gubernamentales o la tecnología.
Hasta hace poco para comprar oro había que recurrir a mediadores del mercado, pero en la actualidad empresas y particulares pueden hacerlo por internet en cualquier de los portales que ofrecen este servicio.
Para invertir en oro se puede comprar directamente lingotes o monedas, comprar acciones de una empresa dedicada a la venta del oro, invertir a través de derivados financieros (opciones y futuros) o invertir en un ETF (fondo cotizado especializado en invertir en valores de oro), siempre asesorándose convenientemente.
¿Cómo puede saberse su valor?
Del mismo que se puede operar a través de internet, son numerosas las webs especializadas que permiten seguir la evolución diaria de la cotización del oro. Basta con mirar un gráfico Xauusd para familiarizarse con estos datos.
Aunque ya no es una forma primaria de moneda en el mundo desarrollado, el oro sigue siendo una inversión popular por varias razones.
La inversión en oro, como cualquier otro activo, tiene un aserie de ventajas, como la liquidez, mantiene su valor inherente al ser una mercancía, y es una cobertura contra la inflación.
También presenta algunas peculiaridades que pueden extrañar al inversor menos avezado, como la ausencia de ingresos por dividendos e intereses, si se compran lingotes o monedas hay que tener un lugar para almacenarlos y asegurarlos y la plusvalía obtenida en su venta paga un 28% de impuestos.
Si en condiciones normales siempre hay que escoger con mucho cuidado, previo análisis de la situación, dónde invertir nuestros ahorros, cada vez se tienen más en cuenta opciones como la inversión en oro.