Alvac, la misma empresa que dejó sin terminar la reforma del Reina Sofía, acaba de soltar el contrato que le adjudicó el Ayuntamiento para reformar la ciudad deportiva Lazarillo, en Tejares.
Tras conseguir el contrato en 2019 apenas hizo nada y el equipo de Gobierno del PP tampoco le recriminó su actitud ni tomó medidas contra la empresa, hasta que en 2021 han vencido todos los plazos y el Consistorio saca de nuevo a licitación el contrato, ahora con un sobrecoste de medio millón, con menos cosas para hacer y con una demora ya considerable, porque las obras tenían que haber terminado en febrero de este año.
El grupo socialista en el Ayuntamiento recuerda que en el mes de julio de 2019 la comisión de Fomento abordó este proyecto, enmarcado en la estrategia Tormes+, que inicialmente alcanzaba un presupuesto base de licitación de más de 2,3 millones de euros y un plazo de ejecución de catorce meses. En noviembre de ese mismo año, cuatro meses después, se concedió a ALVAC, empresa que pujó con una baja del 12 %, por lo que la obra se adjudicó finalmente por 2.075.000 euros.
Transcurrida esta primera fase del proceso de adjudicación, en junio de 2020 el equipo de Gobierno municipal del PP comenzó a plantear la existencia de problemas por la lentitud en el ritmo de ejecución de las obras en la Ciudad Deportiva Lazarillo, así como una posible rescisión del contrato con la empresa por este motivo. Sin embargo, aunque el nivel de ejecución era mínimo, los meses transcurrieron sin que desde el Ayuntamiento se realizaran las actuaciones correspondientes para evitar esta situación ni se tomaran medidas de penalización por el incumplimiento contractual, como reclamaron los concejales del PSOE.
Ya en 2021, una vez superados todos los plazos de ejecución previstos inicialmente y ante este flagrante incumplimiento, el Ayuntamiento de Salamanca resuelve el contrato con ALVAC a finales del mes de febrero y procede a sacar una nueva licitación en proceso restringido, en la que se interesan cuatro empresas que, posteriormente, no presentan oferta económica alguna, de modo que este segundo proceso resulta fallido.
En este contexto, el gobierno municipal plantea ahora un nuevo proyecto para finalizar las obras de la ciudad deportiva Lazarillo, con un presupuesto base de licitación de más de 2,8 millones de euros y un plazo de ejecución de doce meses.
El nuevo proyecto excluye el rocódromo exterior, solicitado por el servicio municipal de Deportes, que iba a estar destinado a la realización de competiciones y pruebas de escalada de velocidad y cuyo importe se valoraba en 200.000 euros. Además, también elimina el mobiliario público previsto, como papeleras y bancos, que serán aportados por el área de Mantenimiento, así como varias porterías y canastas, que asumirá el servicio de Deportes.
Los socialistas lamentan que «la mala gestión, falta de previsión e inmovilismo por parte del equipo de Gobierno municipal del PP durante meses, que prefirió resignarse y dejarse llevar por la situación en lugar de tomar decisiones y atajar el problema a tiempo para conseguir una adecuada ejecución de las obras, finalmente suponga, además de un importante retraso para el disfrute de la instalación, un sobrecoste de medio millón de euros con respecto al proyecto inicial y la eliminación de elementos del proyecto que ahora tendrá que pagar la ciudadanía salmantina de sus bolsillos».
1 comentario en «Chapucilla en la ciudad deportiva de Tejares»
En conjunto el proyecto de este espacio deportivo es un disparate. Salvo excepciones las pistas descubiertas son mejores o al menos cumplen la misma función que las cerradas, pero claro, son inmensamente más baratas lo que es un gravísimo inconveniente para el PP.
En general la gente prefiere jugar al aire libre. Los inconvenientes del frío o la lluvia en Salamanca no son significativos para la práctica del deportiva. En verano estos edificios tampoco tienen ventajas, pues se calientan como un horno. Además hay que pensar en el deporte no reglado, fuera de ligas competitivas, en el que los grupos de jóvenes simplemente juegan para divertirse. Diversión sana que está desapareciendo gracias, también, a la política municipal de los espacios deportivos cerrados y de pago.