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Carles Marc, del ‘verde’ al banquillo: «Si hay ilusión y ganas de aprender, nada puede ir mal»

Alberto Cifuentes, ex de la desaparecida UD Salamanca, ha confiado en él para el filial del Cádiz
Carles Marc - Cádiz B
Carles Marc (2º i), junto a Cifuentes (c) y el resto del cuerpo técnico (Foto: Twitter Carles Marc)

Carles Marc Martínez Embuena (Paiporta, Valencia, 03-01-1988) se ha pasado al otro lado, para vivir el fútbol de una manera diferente, sin perder un ápice de pasión.

El CD Guijuelo tuvo la suerte de disfrutar de este jugador durante una temporada y dejó huella, no hay duda; su carácter, su empuje, su pasión por el fútbol y su identidad hicieron del ‘espartano’ un jugador imprescindible dentro y fuera del terreno de juego.

Este valenciano (vasco de adopción) ha sido un trotamundos del fútbol, viviendo experiencias en muchos equipos del país y vivencias en el extranjero, que le han valido y mucho, para su vida. Ahora, a los 33 años, la ambición le ha llevado a pasarse al otro lado porque como futbolista sabía que no podía seguir creciendo, en un ataque de honestidad y reflexión que no todo el mundo acepta.

No es menos cierto que la oportunidad así lo demandaba; el que fuera portero de la desaparecida UD Salamanca, Alberto Cifuentes (coincidieron en el Real Murcia) confió en él para formar parte de su cuerpo técnico en el Cádiz B, actividad que compaginará con el ‘Big Data’ en el primer equipo.

En la campaña 2006-07 comenzó la carrera de un ‘espartano’ en el terreno de juego, que ha terminado en la 2020-21, un cada vez menos ‘rara avis’ en el mundo del fútbol; «cada vez hay más futbolistas que se forman y tienen estudios«, confiesa alguien que es valenciano de cuna y vasco de adopción. Pero lo que es más importante, fue íntegro como jugador y lo es como persona. 

Carles Marc
Carles Marc, en su etapa en el Guijuelo (Foto: Ch. D.)

Después de una vida como futbolista, a los 33 años decides pasarte al ‘otro lado’. ¿Qué tal el inicio de la experiencia?

Llevaba mucho tiempo preparándome y es algo que me gusta, me apasiona. Es cierto que me veía fuerte para seguir jugando, pero en mi etapa como futbolista ya no veía más progresión. Y yo siempre quiero conseguir lo máximo posible y veía que estaba en una bajada.

Siempre tuve claro que no quería que el fútbol me dejase a mí y sí ser yo el que lo abandonase estando a buen nivel y con sensaciones positivas e irme como me he ido. Salió esta opción de venir al Cádiz, que me ha hecho mucha ilusión; puede ser segundo entrenador, estar en un cuerpo técnico y, a la vez, en la secretaría técnica del primer equipo con el tema de Big Data. Cuando surgió todo esto, apenas me lo pensé.

De Bilbao a Cádiz, de punta a punta de España…

Sí, el tema geográfico es complicado porque yo estaba muy contento viviendo en Bilbao y ya lo siento como mi casa después de tres años. Pero si quieres dedicarte al fútbol, te tienes que mover y surgió esta opción del Cádiz, un sitio bonito y atractivo, y un club que está en Primera División.

¿Cómo está siendo el inicio de esta nueva experiencia?

Supone mucho trabajo y dedicación, porque no se ciñe solo a los entrenos. Tienes que ir pronto, irte muy tarde, preparar muchas cosas, analizar situaciones… estamos en un filial, pero es como si fuésemos un equipo de Primera. Hay que tenerlo todo controlado, que los jugadores cuentan con buenas sensaciones y que el equipo compita. Luego, el fútbol es tan bonito, que depende de que el balón entre en la portería de tu rival y no lo haga en la tuya; el trabajo debe reflejarse en los resultados, claro está.

Aunque estés en el inicio, ¿eres el entrenador que pensabas que ibas a ser?

Bueno, de momento llevo poco tiempo y es cierto que a nivel de trabajo son muchas horas. Pero es muy gratificante lo que hago y tengo mucha ilusión, que es lo más importante en la vida. Mientras haya ilusión y ganas de aprender, nada puede ir mal.

Ahora que estás en el ‘otro bando’, ¿entiendes lo que tiene que vivir la figura del entrenador con los jugadores?

Sí, claro; desde hace años, cuando sabía que quería seguir vinculado al fútbol, bien como entrenador o en la secretaría técnica, intentaba ponerme en su cabeza para saber qué se siente. Las cosas se ven de una manera diferente, le das más importancia a todo; es algo muy bonito.

Carles Marc
(Foto: Barakaldo)

¿Es el futbolista egoísta por naturaleza?

Lo es sí, y en cierto modo debe serlo. El jugador, y me incluyo cuando jugaba, no tiene la necesidad de ver más allá; se piensa que es único y es verdad que lo es, aunque muchos se crean el centro del mundo. A veces no entienden ciertos procesos, por qué no juegan, está acotado por su universo… es nuestra naturaleza humana. Muchos en sus trabajos, que son ajenos al fútbol, piensan igual y lo ven como un proceso normal.

¿Cómo es tu trato con los jugadores?

Al final, la gestión del grupo no la hago yo, es más cosa de Alberto (Cifuentes). Pero yo intento no ser un segundo ‘normal’, amiguete de los jugadores, no. Intento ser cercano en cuanto a explicaciones y tengo la puerta abierta para todo el que quiera hablar conmigo, pero marcando una distancia. Somos entrenadores y no amigos de los jugadores, luego las cosas se pueden malinterpretar y el jugador se puede sentir traicionado si no juega. Estamos por y para ellos, pero con una distancia.

En el futuro, ¿te ves como primer entrenador de algún equipo?

Sí; ahora mismo estor concentrado en mi trabajo y muy contento con el CT que ha formado el Cádiz; me estoy realizando como profesional y quiero aprender mucho y mi idea es estar con ellos y seguir al lado de Alberto porque me ha dado la oportunidad. Tengo mucha admiración y respeto por él, es un sentimiento mutuo y no miró más allá de estar con él. Pero el futuro nadie lo puede predecir…

Ha empezado la pretemporada, tu primera vez sin ‘vestirte de corto’…

La verdad es que se me hace difícil porque cuando los chicos se ponen a jugar, me entran ganas. Tengo siempre ese punto de competitividad muy presente todavía y me costará perderlo, claro. Es lógico, pero es un proceso que ya ha pasado.

Alberto Cifuentes, ex de la UD Salamanca, confió en ti. ¿Cómo empezó vuestra relación?

Jugamos juntos en el Real Murcia y luego en Polonia y forjamos una gran amistad; pero que quede claro que Alberto no me ha llamado ni a mí ni a otro compañero por eso. Es una persona muy cerebral, reflexiva y nos ha elegido porque podemos hacerle mejor profesional y persona. Desde el principio tuvo claro que Manuel y yo íbamos a estar con él y estamos muy agradecidos.

¿Qué futuro le ves al fútbol en estas categorías semiprofesionales’

Ahora se ha creado una competición intermedia entre Segunda y Segunda b como es la 1ª RFEF, que tendrá un nivel mayor. Es cierto que puede tardar en ajustarse un poco para poder ver el nivel real de la liga, pero si todos trabajamos, será así. En nuestro caso, tenemos que adaptarnos también y especialmente en la formación de jugadores y estar lo más arriba posible en la 2ª RFEF. También esperemos que la economía mejore un poco.

Algunos futbolistas tienen una ‘espinita clavada’ por no haber logrado algo en su carrera; ¿es tu caso?

Siempre ha habido equipos que te llaman, pero que por cosas de la vida no puedes jugar en ellos. Me pasó con el primer equipo del Valencia, con el que no debuté en partido oficial; cuando estuve en el San Roque de Lepe pude haber fichado por el ‘Recre’ y no salió; con el Murcia no pude jugar en Segunda pese a lograr el ascenso… son cosas que pasan en el fútbol.

Pero también digo que estoy muy orgulloso de lo que he logrado porque nadie me ha regalado nada.

Eres una persona formada y que ama la cultura. ¿Ha roto el fútbol esa barrera de hacer algo más?

Cada vez, el futbolista se forma más; ese perfil de jugador que apenas tenía formación y que su vida solo estaba ligada al fútbol, lo fiaba todo a este deporte. Los chicos cada vez estudian más y ve que hay vida más allá del fútbol para crecer como persona.

Tu extensa carrera te ha llevado por muchos equipos; primero tu casa, Valencia

Fue un sueño estar en la cantera de un equipo de Primera durante 8 años, ser capitán del filial, estar en la dinámica del primer equipo, ir convocado con él… fue muy bonito para crecer como persona y sí es cierto que me queda esa cosa de no haber podido debutar en partido oficial.

Luego, el Real Murcia

Fue mi primera experiencia fuera de casa, a un recién descendido a Segunda B; ascendimos al año siguiente, pero no pude jugar en Segunda; aprendí mucho.

San Roque de Lepe

Fue una gran etapa porque llegó a un acuerdo de filialidad con el Charlton Athletic, con un proyecto de inversores ingleses con buenos jugadores para estar arriba. Pero, a mitad de temporada, el grupo inversor se fue por problemas y nos quedamos varios meses sin cobrar. Aunque logramos estar arriba, no pudimos alcanzar el play off.

Después, el filial del Getafe

Quería salir al extranjero y entendí que ir a un filial era la mejor manera para abrirme esas puertas, como así fue.

Piast Gliwice, 1ª Polonia

Fue una gran experiencia jugar en Primera en un equipo europeo, en estadios de primera, mucha gente, televisado… buscaba sentirme profesional y estoy muy orgulloso.

Me fui porque entendí que sin con 25 años no había podido jugar en Segunda en España, ya no lo iba a hacer y quería llegar a probar ese nivel como así fue en el extranjero.

Carles Marc
(Foto: Cadiz CF)

Atlético Baleares

Tras terminar en Polonia, no quería volver a España, pero tenía muchas cosas y se me cayeron, algo que ocurre a menudo. Entonces, me surgió el Atlético Baleares, un proyecto fuerte. Estuve medio año y tenía un año más, pero decidí volver a Polonia porque pensé que necesitaba probarme para ver hasta dónde podía llegar, en el Zag??bie Sosnowiec.

Y después…

Más tarde pasé por Rumanía, un club de la primera división, pero duramos dos meses porque entró en ley concursal y tuvimos que marcharnos rápido. Ahí es cuando Jorge Hernández, que me había llamado ya muchas veces, me dio de nuevo la oportunidad sin aprovechar mi momento, respetando todo y fui al Guijuelo. El mercado estaba ya avanzado y valoré mucho el interés mostrado por Jorge, la verdad.

Año de luces y sombras en Guijuelo, ¿no?

Sí, totalmente; sigo pensando que teníamos equipo para mucho más; creo que teníamos que haber jugado el play off y lo hubiésemos logrado de no ser por ese mal inicio. Pero también logramos algo histórico al jugar contra un histórico como el Atlético de Madrid en Copa del Rey y ese último tramo de temporada (22 de 24 puntos) tan bueno con Jordi Fabregat, una pena, la verdad.

Guardas buen recuerdo de Fabregat, ¿por qué?

A Jordi le tengo mucho cariño; es muy buena persona y un tío cercano, que defiende su idea de fútbol hasta las últimas consecuencias. Conozco a poca gente que tenga una convicción tan grande en lo que cree y es de valorar. Le tengo mucha estima personal.

¿Por qué no seguiste en Guijuelo pese a tener un año más?

Me sentía fuerte y quería seguir probando experiencias. Me fui a Hong Kong. Pensé que esta situación llegaría más tarde pero el momento no se elige y vivó una experiencia muy enriquecedora.

Tú que conoces el Guijuelo, ¿saldrá pronto del delicado momento en el que está?

La categoría en la que está el Guijuelo se le queda pequeña, no tengo duda. Es un pueblo muy comprometido con el fútbol y se han hecho las cosas bien; seguro que ascienden a 2ª RFEF y vuelven a estar donde se merece.

Y por último, Barakaldo…

Se ha convertido en un club muy importante para mí y lo siento como mi casa. Quería retirarme aquí, y aunque se ha cerrado de una forma que no quería, me quedo con lo bueno que he vivido: el play off, el cariño de la gente y el hecho de haber descubierto mi casa, Euskadi.

De hecho, has aprendido euskera

Digo que soy mitad valenciano y mitad vaso; Euskadi me ha marcado y mi futura mujer es de allí. Su cultura me tiene enamorado y por eso soy vasco de adopción.

No sé si te lo habrán dicho alguna vez, pero como rival eras un ‘coñazo’…

(Ríe). Sí, he sido consciente de ello e incluso con muchos de mis rivales lo he hablado tras los partidos o fuera de ellos y nos hemos reído; es verdad, como rival he sido un coñazo, pero es mi actitud, me sale natural porque vivo el fútbol con mucha pasión y lo intento transmitir de esa manera.

¿Cómo te ves dentro de 20 años?

Mi sueño es dedicarme al fútbol profesional toda mi vida y trabajo muy duro para ello. Solo tengo el fútbol en mi cabeza y ojalá dentro de ese tiempo podamos tener esta misma conversación, sería buena señal.

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