[dropcap]L[/dropcap]a gimnasta estadounidense Simone Biles ha traído a la actualidad el problema de la salud mental que viven los deportistas de élite. Pero no solo ellos sufren ansiedad, ataques de pánico, depresión,… La psicóloga Carolina Torres de PiscoTorres nos ayuda a entender conceptos y pone el punto sobre las íes en determinados aspectos para que tomemos nota… quizá esto nos cambie la vida
Carolina. ¿Qué diferencia hay entre un ataque de ansiedad y uno de pánico?
En este caso creo que hay una confusión de terminología. Hemos llamado de manera generalizada al ataque de pánico, como ataque de ansiedad. El ataque de pánico se denomina crisis de angustia (en inglés, panicattack). Y el ataque de ansiedad, en el lenguaje coloquial, hace referencia a lo mismo. Sin embargo, la ansiedad, o un trastorno de ansiedad es diferente al ataque de pánico. Los trastornos de ansiedad son varios, como la agorafobia, el trastorno de ansiedad generalizada, la fobia social, las fobias específicas, el trastorno obsesivo compulsivo,…y todos ellos pueden cursar o no con ataques de pánico. Además, existe otra categoría diagnóstica, que sería el trastorno de angustia, que sería cuando los ataques de pánico son recurrentes y puede cursar con o sin agorafobia (ansiedad ante la posibilidad de no tener escapatoria).
¿En qué consiste un ataque de pánico?
Un ataque de pánico puede ser inesperado o situacional, es decir, que surja de la nada sin motivo aparente o que vaya relacionado con alguna circunstancia que nos provoque inquietud o malestar.
Normalmente, un ataque de pánico consiste en la aparición de un miedo súbito muy intenso acompañado de diversos síntomas como: palpitaciones, taquicardias, sudoración, sensación de ahogo, sensación de mareo, presión en el pecho, miedo a volverse loco, miedo a morir, náuseas, desmayos, sofocos, parestesias (sensación de hormigueo), escalofríos, desrealización (sensación de irrealidad), despersonalización (sensación de estar separado de uno mismo)…depende de la persona, se experimentarán unos síntomas u otros.
La persona que lo experimenta pasa mucho miedo porque da la sensación de que te va a dar un infarto y vas a morir. Es por ello, que una vez experimentado, se genera mucho miedo a que vuelva a suceder, y esa misma anticipación, puede provocar precisamente, que suceda. De ahí la importancia de tratarlo a tiempo para evitar el desarrollo de un trastorno.
Biles aseguraba que cuando realizaba sus ejercicios no sabía dónde estaba su cabeza, con lo que ello supone en un ejercicio de acrobacia. ¿Qué sensaciones tiene una persona que disocia la cabeza de su cuerpo?
Se está refiriendo a los síntomas psicológicos del ataque de pánico, que son la desrealización y la despersonalización. Las sensaciones son como de irrealidad, como de ver la vida como una película, no del todo real, el tiempo va más lento y te cuesta distinguir a veces si es real o no. También las personas que lo experimentan se cuestionan si sus sensaciones son suyas, si están en un sueño, hasta pueden verse fuera de su cuerpo. Estas sensaciones provocan muchísima angustia y malestar, pues resultan perturbadoras y la persona llega a pensar que se quedará así.
¿Cómo trabaja un psicólogo con estas personas?
El tratamiento para este tipo de diagnósticos ha de centrarse en varias vías. Lo primero, como en cada caso, averiguar el origen, desde cuándo y qué lo ha precipitado. Explorar aspectos familiares, figuras de autoridad (puesto que los trastornos de ansiedad suelen ir muy relacionados con ello), etc.
A nivel más práctico, lo primero a realizar es una psicoeducación, es decir, enseñarle a la persona en qué consiste la ansiedad o en este caso, un ataque de pánico, cómo cursa y por qué sucede. Además, se debe trabajar a nivel cognitivo, es decir, trabajando con los pensamientos anticipatorios y distorsionados que puedan existir. Se debe trabajar el nivel fisiológico, enseñando cómo relajar la activación de nuestro cuerpo y por último se debe trabajar a nivel conductual, es decir, qué hacemos ante los síntomas, ante el miedo, si enfrentamos o huimos…
Además, hay que explorar los apoyos sociales, el autoconcepto, las exigencias, lo que quiero frente a lo que quieren de mí…en fin, un trabajo muy exhaustivo.
¿Todos podemos sentir presión en nuestro trabajo?
Absolutamente. Tanto por factores internos (como una elevada autoexigencia) como por factores externos (el qué dirán, lo que se espera de mí, una presión externa real como jefes muy exigentes…)
¿Cómo se puede controlar?
Depende del caso, habría que estudiarlo. No me atrevo a dar unas pautas generalizadas para la presión en el trabajo, puesto que hay que analizar de dónde viene esa presión, cómo te afecta, qué síntomas te hace desarrollar, cuáles son tus patrones de afrontamiento…
En psicología muy pocas veces podemos dar pautas generales como ves.
Testimonios como el Simone Biles. ¿Ayudan a normalizar la salud mental o son titulares de un día?
De cara a la población hace que, si alguien lo está padeciendo, se sienta menos solo o quizá que lo viva con menos vergüenza o confusión. Si estos titulares fueran acompañados de los cambios que se deben hacer en salud mental, pues sí servirían de verdad. Aunque estamos viendo que, a lo largo de la pandemia, las personas ya han normalizado mucho más el hecho de acudir a terapia.
¿Por qué es un estigma tener depresión?
Porque socialmente se ha transmitido la idea de que quien tiene depresión es porque quiere, es un débil…incluso alguna persona que se hace llamar psicólogo muy famoso, da estos titulares…cosa que me parece tremenda y de una ignorancia absoluta.
La depresión es un trastorno muy complejo, en el que con este tipo de frases lo único que se hace es culpabilizar más a la persona que lo padece y aislarla, justamente, lo que peor le viene.
Y, por otro lado. ¿Por qué a veces se frivoliza la salud mental con frases como: ‘estoy depre’, ‘tengo depresión’…?
Por desconocimiento. Las personas tendemos a auto diagnosticarnos en muchas ocasiones y bueno, está internet, que tecleas…y bingo, ya tienes tu trastorno.
La desinformación o desconocimiento hace que se tenga la idea de que la depresión sea estar triste y la ansiedad sea estar nervioso. Ni mucho menos. Tenemos que tener claro, que un trastorno es incapacitante. El estar una semana de bajón porque he suspendido un examen, no es depresión, es tristeza, que es una emoción normal.
Carolina, sabiendo que cada caso es un mundo. ¿Con qué signos tendríamos que dar o darnos la voz de alarma?
El aislamiento para mí es lo más peligroso. Pero como síntomas de alarma, cuando la persona no puede desarrollar sus actividades de la vida diaria, ahí ya hay que preocuparse. Por ejemplo, no puede ir a comprar, o salir a dar una vuelta, o quedar o ir a trabajar.
Otros signos de alarma pueden ser los síntomas físicos, como en el caso de la ansiedad.
¿Teníamos que ir al psicólogo como vamos al médico, por prevención?
De hecho, así se hace en Estados Unidos. Todas las familias tienen su psicoterapeuta, como quien tiene su médico de familia.
Ahorraría muchísimo tiempo y recursos al sistema, ya que, en la prevención, sabemos que está la clave. Ya lo dice el dicho: Más vale prevenir, que curar.
¿En qué mejoraría nuestra vida si fuéramos al psicólogo?
En tener una psicoeducación acerca de la gestión emocional, normalizar ciertos aspectos, en definitiva, entender y entendernos. Saber comunicarnos, saber lo que queremos…no sé, yo siempre digo, que a ser un poquito más libres quitándonos algunas cadenas que arrastramos.
¿Es caro?
¿Es caro salir a tomar unas copas? ¿Es caro pedir unas pizzas? ¿La peluquería? ¿El tabaco? ¿Un móvil de esta última generación que todo el mundo lleva?
Ir al psicólogo es una inversión en salud. Está claro que no es accesible para todo el mundo, igual que no lo es el pedir unas pizzas una vez a la semana.
¿El Gobierno -nacional y regional- se tienen que plantear destinar más recursos a la salud mental, teniendo en cuenta que será la enfermedad de este siglo?
Es su responsabilidad. La primera causa de muerte no natural es el suicido ¿Van a hacer algo ya? ¿O esperamos? La salud mental es un problema de salud pública, afecta a todos y a todas y a todos los sectores.
Es indignante lo que está pasando en nuestra profesión. Cada año se presentan 5.000 psicólogos al PIR para unas 130 plazas, tenemos la ratio más alta de todas las actividades sanitarias. 21 personas por cada plaza. Esto en la Sanidad Pública, para acceder a la especialización.
Pero es que la labor de los psicólogos dentro del sistema público, en muchas ocasiones la están realizando los médicos de familia y enfermer@s, porque no contratan psicólogos. Es alucinante.
Además, aprovecho para contar lo que está pasando dentro de la carrera. Antes Psicología era una carrera de cinco años. La hicieron de cuatro y pusieron un máster sanitario que es requisito imprescindible para poder ejercer. Para acceder a este máster, las personas han de tener una media de casi un 9 en la carrera y si no, ¿sabes cuánto cuesta? Si lo quieres hacer de manera privada para poder trabajar, están pidiendo la friolera de 14.000 euros en algunas universidades. Si hablamos con cualquier alumno de psicología, nos lo cuentan. Es dramático.