[dropcap]L[/dropcap]as obras que presenta Boris son fiel reflejo de su mundo interior. El negro del carbón y del grafito, y las sombras que proyectan sus dibujos, representan el lado oscuro de experiencias vividas, que contrastan con la intensidad de la luz que penetra desde su instinto de superviviencia.
Geometrías misteriosas y enigmáticas que conforman una poética de lo irreal, universo propio por el que nos invita a transitar a través de propuestas lineales; sendas sin destinos aparentes, planos que se arrastran sobre el papel en diversas direcciones y se superponen generando capas y sensación de profundidad dentro del caos que representan. No hay figuración estricta, pero sí sugerida, convivencia con lo abstracto.
El resultado de sus frottage sugieren encrucijadas a las que Boris González se enfrenta, que son también las batallas que cada cual está librando en sus propias vidas.
Sus herramientas son primitivas, no así su técnica que domina a la perfección. Prueba de ello es su obra Spirit, 2021, que respira equilibrio, simetría y también desasosiego. ¿Premonición de un nuevo replicante o Blade Runner de un futuro cada vez más incierto y distópico?
La exposición de Boris González está comisionada por Ricardo G. Núñez y se puede ver en la Galería Luis Méndez hasta octubre.
Por: Javier Prado Santos