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La recompensa del tiempo

Valdelosa posee uno de los alcornocales más importante de España y hasta su monte se han acercado cuadrillas de corcheros para quitarle la vestimenta a sus alcornoques
Manuel Prada, alcalde de Valdelosa, en el alcornocal de su pueblo.
Manuel Prada, alcalde de Valdelosa, en el alcornocal de su pueblo.

 

[dropcap]T[/dropcap]enemos un legado que cuidar y mantener. Alguien lo hizo por nosotros hace cientos de años y ahora, nosotros tenemos que conservarlo para las siguientes generaciones”. Estas palabras son de un alcalde de pueblo, de Valdelosa, Manuel Prada, que lleva más de tres décadas al frente de su consistorio y que vigila con mimo, al igual que los vecinos de Valdelosa, el gran alcornocal que abraza al municipio desde hace siglos, proporcionando riqueza natural al pueblo.

“Si nuestros antepasados no lo hubieran cuidado, aquí no habría nada. Se preocuparon ellos antes y ahora nos toca a nosotros. El alcornocal es del pueblo y todos cuidamos del monte”, explica Manuel Prada, alcalde de Valdelosa.

Es la joya del Ayuntamiento, pero no siempre fue así, hubo malas praxis, abandono y el fuego hizo de las suyas en alguna ocasión. “Nosotros hemos sido capaces de plantar más de un millón de árboles en estas más de 30 años. Creo que es el futuro de este pueblo, no a corto plazo, más bien a largo”, apunta Prada.

Los corcheros sacan la corcha de uno de los alcornoques de Valdelosa.
Los corcheros sacan la corcha de uno de los alcornoques de Valdelosa.

Prueba de lo que cuenta el alcalde es que tienen un árbol, El Carreto, porque de él se sacaba en tiempos corcha para llenar un carro, que tiene más de 1.000 años. “Lo han fotografiado mucho”.

¿Presentarlo al concurso del ‘Árbol Europeo del año’?
Pues lo pensamos, porque es un árbol que se podría presentar perfectamente, por la longevidad, belleza y envergadura. Aquí, Se calcula que un metro de circunferencia son 100 años, en el terreno extremeño o andaluz, que en 40 años el árbol está hecho. Además, aquí tenemos temperaturas extremas de invierno y verano. La altitud, no creo que haya un alcornocal en Europa a 870 metros, porque por norma no se dan. Lo que sí es cierto es que este terreno es propicio para los alcornoques, mucho cascajo y una buena capa de barro, que mantiene la humedad.

¿Le afecta mucho la sequía?
Sí. De hecho, en Extremadura y Andalucía ha desaparecido un 30 o un 40% del alcornocal y de las encinas. A nosotros se nos ha podido ir alguno, pero la mayoría han tirado para adelante sin problema.

¿Tiene otros ‘enemigos’ el alcornoque?
Sí. Lo hemos dicho en muchas ocasiones: hay muy pocas inversiones. A todo el mundo se les llena la boca de todo lo que hay que hacer y de todo lo que hay que fomentar el monte, pero vas a pedir ayudas y son escasas. Para la Administración, el alcornocal es el gran desconocido, porque no hay alcornoques en Castilla y León. Por lo tanto, no hay expertos en este tipo de árboles. En Salamanca tuvimos la suerte de contar con Javier Galán como jefe de Medio Ambiente, con él hicimos muchas inversiones, porque vio el potencial que tenía Valdelosa.

Los corcheros sacan la corcha de uno de los alcornoques de Valdelosa.
Los corcheros sacan la corcha de uno de los alcornoques de Valdelosa.

La saca

Al final del mes de agosto, varias cuadrillas de corcheros acuden a quitarle la corcha a los alcornoques de Valdelosa. Su trabajo es preciso, más que un hacha es un bisturí, porque con un descuido, con un meter más el filo de lo necesario, se daña mucho al alcornoque. Hay que ‘desvestirlo’ con mimo, cuidado y mucha profesionalidad.

Manuel Prada presume de su monte, “es un lujo para Castilla y León tener este alcornocal. Si esto estuviera en Valladolid, sería la joya de la corona, estaría impecable, pero nosotros recibimos muy pocas ayudas, es el Ayuntamiento el que invierte mucho dinero todos los años, del orden de 40.000 euros”.

La corcha de Valdelosa.

Ese presupuesto municipal se destina a contratar personal que adecenten el monte y ‘guíen’ los árboles, por lo que dice el refrán: ‘Al árbol se le doma de pequeño, que de grande no hay quién pueda’. También hay que quitarle todo lo que le da sombra, porque no hay dos árboles iguales. “Es un paraje, con 6.000 hectáreas que tiene el término, que creo que es para que la Administración tomara cartas en el asunto”, matiza Prada.

El alcalde espera que se puedan acoger a los Fondos Europeos para la Recuperación y poner en marcha un proyecto “importante. Buscamos la generación de empleo, la conservación de los montes, que es para todos. Me explico. Este alcornocal es el pulmón de Salamanca, en línea recta estamos a 22 kilómetros. Estamos luchando por multiplicarlo, no por mantenerlo”.

¿Con qué sueña el alcalde de Valdelosa?
Con que a la vuelta de 80 años tengamos uno de los alcornocales más importante de España.

Al alcornocal de Valdelosa van estudiantes de las universidades de León y Valladolid, “porque no tienen otro alcornocal. Ellos se van entusiasmados, pero son estudiantes”.

Los corcheros sacan la corcha de uno de los alcornoques de Valdelosa.

¿Con la Universidad de Salamanca?
Están haciendo trabajos de investigación, sobre todo de la ‘culebrilla’, sobre todo con la encina, donde están viendo cómo hacer para que el suelo no sea tan ácido, algo que nosotros también estudiamos, porque en los suelos ácidos la jara crece de manera descontrolada y lo que hay que tratar es de quitar un poco esa acidez, no toda porque el alcornoque la necesita para crecer. Hay que tener cuidado, hacer analíticas, nos las hace la Universidad pagando.

Este año, la corcha se queda en una de las tres fábricas que hay en Valdelosa, donde lo enfardan y lo venden, casi en su totalidad para hacer tapones.

Los corcheros sacan la corcha de uno de los alcornoques de Valdelosa.
Los corcheros sacan la corcha de uno de los alcornoques de Valdelosa.

El corcho es insustituible para que el buen vino respire. “Lo han intentado con el plástico, con la silicona,… nada es comparable al corcho, es el único producto natural que conserva y deja respirar el vino. La pena es que no esté valorado en las nuevas construcciones, porque es el mejor aislante del mundo”, concluye Manuel Prada.

 

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