La Audiencia Provincial de Salamanca ha condenado a un individuo a tres años y ocho meses de prisión por intentar violar a una estudiante británica de erasmus en la ciudad del Tormes. Ella se resistió y consiguió zafarse y hacerle dos fotos con su propio móvil para incriminarlo.
Al condenado se le impone, asimismo, la medida de libertad vigilada por un plazo de cinco años, a cumplir mediante las medidas de prohibición de aproximación a menos de 250 metros de de su domicilio, lugar de trabajo o estudio y de cualquier lugar frecuentado por la misma y de comunicación por cualquier medio, directo o indirecto.
La sentencia declara probado y así se declara que B.A.T., mayor de edad, de nacionalidad británica, a la sazón estudiante de “Erasmus” y con estancia temporal en Salamanca, sobre las 18,30 horas, aproximadamente, del pasado 18 de junio de 2018, deambulaba por el Paseo fluvial de esta ciudad, adentrándose en la zona del mismo, más apartada, en la que se ubica el semiderruido y antiguo molino de agua, percatándose, entonces, de la presencia en el lugar del procesado, Álvaro García González, mayor de edad y sin antecedentes penales.
Siguiendo su paseo y tras recorrer un poco más el camino hasta donde es practicable, volvió Bernice sobre sus pasos, viendo en ese momento cómo Álvaro mostraba el pene por fuera del pantalón-chándal que portaba, sin llegar a bajárselo.
Tras ello, A., guiado por un ánimo libidinoso y de satisfacción sexual, acercándose a B. y contra su voluntad, la agarró por los brazos y mediante empujones y cierto arrastre, la llevó hasta el final del camino o sendero (punto más aislado y con mayor vegetación y maleza) -distante a unos 30metros, más o menos-,diciéndole que “estuviera tranquila, que sólo iban a tener sexo”, para, tumbándola boca arriba, contra un árbol caído, -pese a los esfuerzos de B. de desasirse de él y de que no se pusiera encima de ella-, lograr quitarle los pantalones o “short” corto que vestía, así como las bragas, que tiró al suelo.
Y, con el pene por fuera del pantalón y pegado a su cuerpo, tocándole los pechos por encima de la camiseta, intentó penetrarla vaginalmente, cosa que no consiguió, pues, B. se resistía utilizando sus manos en las que tenía un juego de llaves de casa, y sus piernas ofreciendo resistencia, diciéndole que “no quería tener sexo con él”.
Ante ello, el procesado se retiró de la chica y poniéndose en pie comenzó a masturbarse frente a ella, diciéndole: ¡que rico!, momento que B. aprovechó para ponerse su pantalón y recoger sus cosas.
Seguidamente, ésta última intentó, con su teléfono móvil, de un valor de unos 142 euros, hacerle alguna fotografía al procesado A., no permitiéndoselo éste al arrebatárselo de la mano, para, luego, desprenderse del mismo, tirándolo a la maleza, sin que conste acreditado que dicho móvil se lo guardara y quedara con el fin de apropiarse del mismo, llegando, cuando abandonaba el lugar A., yendo detrás B., con sus sandalias rotas, a entregarle el suyo propio, previa retirada de la tarjeta “sim” para que no le denunciara, pudiendo con éste último teléfono hacerle dos fotografías…
A consecuencia de los hechos, B. sufrió erosiones en una pierna y en el antebrazo izquierdo, una erosión en su pie izquierdo, hematomas en la cara interna de su muslo izquierdo, y otras erosiones y contusiones en la espalda, de predominio dorso-lumbar; lesiones de las que curó, tras una primera asistencia facultativa, en 3 o 4 días de perjuicio exclusivamente básico, y sin secuelas constatadas de carácter psicológico.