El prestigioso diario británico The Guardian ha pedido a sus lectores que les digan cuáles son sus ciudades españolas “pequeñas” preferidas y, entre todas las recibidas, han elegido su favorita: se trata de Salamanca.
Según recoge el Huffington Post, Yasmin Cox, que es la autora del texto sobre la ciudad del Tormes, asegura que paró aquí para comer en un viaje entre Madrid y Lisboa y que se terminó quedando una semana, atrapada por el “encantador ambiente de la ciudad”.
Destaca la “elegante arquitectura”, las dos catedrales de la ciudad y los “espléndidos edificios universitarios del siglo XV”. Dice que todo ello otorga a la ciudad la calidad de una sala de estar cultural al aire libre, donde académicos, estudiantes y lugareños conviven en una especie de escenario de teatro de ensueño.
La lectora dice que le llama la atención que los nombres de las calles están pintados a mano y alaba la vida nocturna de la ciudad.
No es la única ciudad de Castilla y León que recomiendan los lectores del diario británico. También figura Zamora, que tiene “más iglesias románicas (24) que cualquier otra ciudad” y de la que destacan, entre otras cosas, su semana santa.
También en Castilla y León está Segovia, “una ciudad paradisíaca aproximadamente a una hora al noroeste de Madrid”. El lector que la recomienda dice que vivió allí un año durante su Erasmus y que todavía suspira cada vez que piensa en ella.
“La pieza central de este impresionante lugar es el acueducto romano, construido en el siglo I d.C. Si eso no te impresiona, el Alcázar inspirado en Disney sin duda lo hará”, dice antes de destacar que “la catedral es la gótica más moderna de Europa”.
En la lista también figuran Vigo, Tarazona, Toledo (donde te sientes como “si estuvieras viviendo en otro siglo”), El Burgo de Osma, Cádiz (donde “cada día es como un Carnaval”) y Trujillo, de la que dice que está situada en Extremadura, una región “injustamente olvidada”.
1 comentario en ««Paré a comer y estuve 7 días»»
Y eso que no han escarbado un poco para encontrar la esencia decimononica de una provincia caciquil que podría venderse en las Ferias de Turismo como un observatorio de un reservorio de caciques en la que solo nos faltaría -no demos muchas ideas- ir vestidos de torero por la calle. Ese enfoque si que tendría éxito.