[dropcap]L[/dropcap]a ya inexistente Caja Duero ha vuelto a entrar en romanzas…, y lo que rondaré, morena. En esta ocasión, en las Cortes de Castilla y León, donde la soledad arrasadora del PP gobernante se llevó por delante la propuesta de que se blindara el futuro de los fondos de la Obra Social de aquella Caja de nuestros amores. Es decir, que no se desguacen esos fondos y se maltraten, que no se vendan, que no se especule; o, simplemente, se revienten.
No es poca cosa el asunto, pero, mira por cuanto, a mí me inquieta más, quizá con otra dimensión, otro patrimonio. El patrimonio documental. ¿Qué pasa, que ha ocurrido, con la documentación histórica de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca? Es decir, ¿cuál es la situación de la documentación de todo tipo generada por la entidad que nació en 1881? Conozco, aunque fragmentariamente, esos archivos y por eso sé de su riqueza e interés, como no podía ser de otra forma.
[quote_box_left]Esa documentación no sólo es historia de la Caja, sino que es historia pura –a veces, dura– de Salamanca. Por ello, esos documentos es imperioso que permanezcan en Salamanca, en el Archivo Provincial[/quote_box_left]Esa documentación no sólo es historia de la Caja, sino que es historia pura –a veces, dura– de Salamanca. Por ello, esos documentos es imperioso que permanezcan en Salamanca. Y como la Caja ya ha desaparecido y el Banco CEISS es “otra cosa” absolutamente diferente, debe comenzar a tramitarse el paso de esos documentos al Archivo Provincial. Aquí no caben artificios, por muchas rumbas que se quieran aporrear. Ocurrió en aquellos tiempos de la ahora remozada transición política: al desaparecer, por suerte, un montón de entidades de la dictadura, la documentación pasó al Archivo Provincial. Que ahora no nos vengan con propiedades. La propiedad de esa documentación es de Salamanca, no del Banco CEISS, no de Unicaja. La historia ni se compra ni se vende, por muchos abogados lebreles que le quieran echar al asunto.
Aquí es donde quiero ver a los políticos, politiquillos y aspirantes. Aquí es donde quiero ver a la sociedad salmantina. Desde luego –cómo no me voy a acordar–, recuerdo aquellas plantadas –tanta demagogia derramada, como ahora demuestra palpablemente el Gobierno gobernante y sus gentes– en torno a los papeles del Archivo de la Guerra Civil. Qué procesiones se montaron, con el arrastre de la manipulación…, para venir a esto: que hacen lo mismo que “los otros”. ¿Y no merecen al menos un clamor “los papeles de la Caja”? ¿Es que esa documentación no contiene un valor esencial sobre la ciudad y su provincia, incluso más allá? Esos “papeles” sí que hay que defenderlos. Esos documentos cuentan con un valor esencial para Salamanca.[pull_quote_right]Estos papeles sí que tienen importancia. Más que los del dichoso Archivo que nos trajo, y aún nos trae, como puta por rastrojo[/pull_quote_right]
Cierto, estos papeles sí que tienen importancia. Para Salamanca –y soy consciente de lo que escribo–, más que los del dichoso Archivo que nos trajo, y aún nos trae, como puta por rastrojo. Aquellos pertenecen al común del Estado; éstos, a nuestra aldea. Y la aldea, ya se sabe, es vital. Lo dijo el otro –que no sé quien fue, pero acertó–, cuando apuntó que habla de tu pueblo, y te entenderá todo el mundo. Las pruebas son arrasadoras en la literatura, en el cine, en el arte, en la música…, en la vida.
Puede que, como salda con su sorna mi amigo Miguel Ángel Aguilar, seguiremos informando.