[dropcap]H[/dropcap]ace unas semanas fallecía a los 27 años de edad Olatz Vázquez, una fotoperiodista española.
Su historia tuvo una cierta repercusión mediática en su momento, dado que Olatz fue una de las múltiples víctimas colaterales de la pandemia.
Debido al confinamiento, el diagnóstico de su cáncer y el inicio de su tratamiento se demoraron demasiado en el tiempo.
Nunca sabremos si en otra realidad Olatz podría haberse salvado gracias a una intervención más rápida o la vida ya le tenía preparado igualmente su triste desenlace.
El cáncer es demasiado complejo como para tener en cuenta un solo factor.
Tengo que reconocer que la historia de Olatz me afectó. Si echas un ojo a su Instagram aquí, verás a una mujer con una sensibilidad extraordinaria desde mucho antes de su diagnóstico.
Es difícil leer sus palabras y no conmoverse.
Cuesta ver sus fotografías y no pensar cuándo nos tocará a nosotros.
Porque historias como las de Olatz nos plantan delante de la cara uno de los miedos más universales: el de nuestra propia muerte y la de nuestros seres queridos.
En Occidente es muy frecuente darle la espalda a la muerte.
Actuamos como si no fuera con nosotros, cuando si lo piensas en realidad es casi de lo único que podemos estar seguros que va a suceder.
El resto son probabilidades, pero de la muerte no te escapas. Ella siempre está ahí, vestida de negro y con su guadaña, esperando paciente hasta que llegue el día.
Con esto no quiero causarte mal rollo ni entristecerte, todo lo contrario.
Para mí la muerte es el mejor antídoto que conozco para hacernos reaccionar, para entender que cada día es una nueva oportunidad y un auténtico regalo.
Estar aquí es un pequeño gran milagro, y muchas veces damos por sentado que va a ser así eternamente.
Pero habrá un día en que no será así, por lo que mientras tanto deberíamos bailar tanto como podamos.
Y si no resulta que tú no puedes bailar, pues canta. Y si no puedes cantar, pues tararea, pero aprovecha tu vida ahora que la tienes.
Te animo a que visites la página de Olatz. Ojalá su muerte y todas las muertes nos hagan amar y valorar más la vida a los que seguimos por aquí al menos un día más.
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