Automoción, electrónica y agroalimentación, en vilo por el desabastecimiento

La crisis global logística obliga a la economía autonómica a vivir de nuevo en la incertidumbre
renault valladolid captur ical
Montaje del Captur en la factoría de Renault en Valladolid. (Ical)

Los sectores de la automoción, la electrónica y la agroalimentación, vinculados a Castilla y León, se encuentran en vilo por la crisis mundial de semiconductores, la escasez de materias primas y los problemas de logística que, además, han encarecido los precios de numerosos productos esenciales para la producción regional.

 

Juan López / ICAL

El buen ritmo en el crecimiento económico, tras año y medio desde que se conocieron los primeros casos de COVID-19 en Europa, no se ha consolidado con el refrán ‘Tras la tormenta, llega la calma’, pues la crisis global de las últimas semanas ha obligado a la economía autonómica a vivir de nuevo en la incertidumbre, tras lo aprendido en la pandemia, pero con la dificultad “de desconocer lo que pasará en tres semanas”.

Así lo establecen Vitartis, Aetical y Anfac, clústeres y asociaciones de los sectores más perjudicados y temerosos ante lo que ya están sufriendo y lo que podría venirse en encima. Más si cabe, amenazando una temporada tan prolífica para estos ámbitos como es la Navidad, dado que este incremento de costes repercutirá finalmente en el consumidor, que verá reducido su poder adquisitivo. De hecho, Unicaja Banco ratificó que el aumento de la demanda ha provocado un incremento de los precios de las materias primas y los alimentos, al tiempo que las “perturbaciones en las cadenas de suministro han intensificado la presión sobre los costes, traduciéndose en tensiones inflacionistas”, que a su juicio serán, en principio, “de carácter transitorio”.

Eso espera, precisamente, el presidente de Vitartis, Pedro Ruiz Aragoneses, quien mostró su “optimismo” y confió en que “la situación no llegue a tanto”. En declaraciones a Ical, recordó que hace varios meses que el coste logístico “se disparaba”, pero la agroalimentación lo achacó a la pandemia”: “Parecía algo coyuntural, pero después llegó el incremento del precio del plástico entre un 30 y un 50 por ciento; y más tarde el encarecimiento energético y otras cuestiones, y lo que parecía puntual ya es preocupante. Oímos noticias de China instando a la gente que haga acopio de víveres y esto preocupa”. Como anécdota, explica que ya no se encuentra en las estaciones de servicio ‘adblue’ para el carburante.

Ruiz Aragoneses consideró que “se está generando un efecto un poco psicótico” y lo comparó, “salvando las diferencias”, a la situación causada con el papel higiénico al inicio de la pandemia. “Hoy hablamos de algo más importante”, espetó.

En este punto, abundó en que la ausencia de semiconductores ha detenido la producción en la automoción, pero la industria del sector primario “al menos va tirando, pero con sobrecostes”. Y es que recordó que han asumido un aumento de los mismos en los últimos meses y consideró “difícil” mejorar ahora las condiciones laborales con estas circunstancias, como podría establecer la negociación del aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), con “márgenes peores”.

Expuso que el encarecimiento de precios en logística y embalaje, o el vidrio para bodegas y embotelladoras, se trasladará al mercado, “porque no lo puede asumir solo el productor y transformador”. “El consumidor será el gran perjudicado, pero la industria también es parte del sector primario y somos consumidores”, justificó el presidente de Vitartis, que defendió “el equilibrio de toda la cadena”.

Freno a las inversiones

Igualmente, se mostró preocupado por que esta situación frene las inversiones empresariales que están en marcha: “No son buenas noticias para recuperar la parte de consumo que iba a buen ritmo después de la pandemia. A ver cuánto dura”. De hecho, añadió que con la “incertidumbre actual”, nadie pasa un presupuesto “cerrado porque en tres meses no te lo pueden mantener por la variabilidad de los precios”.

“Hemos aprendido a vivir en la incertidumbre durante la pandemia, pero ahora lo difícil es saber lo que va a pasar. Hace dos semanas no nos esperábamos esta escasez de materias primas o el sobrecoste de precios logísticos o de la energía. ¿Hasta dónde va a llegar esto y cuándo va a parar es la pregunta?”, cuestionó el presidente de Vitartis.

Precios del año 2000

No cuenta con mejores expectativas el sector electrónico, que arrastra un desabastecimiento desde el inicio de la pandemia, cuando además se produjo un ‘boom’ de demanda de nuevas tecnologías, equipamientos y todo mercado de aparatos con chips.

“Cuando se suponía que las empresas podían ajustar producciones, nos encontramos con esta situación”, lamenta el presidente de la Federación de Asociaciones de Empresas de Tecnologías de la Información, Comunicaciones y Electrónica de Castilla y León (Aetical), Agustín Lorenzo, quien alerta de la ausencia de material en el mercado, como por ejemplo las tarjetas gráficas, lo que ha disparado los precios hasta devolverlos a los del año 2000. De hecho, la familia estándar de equipamientos y procesadores está ahora mismo entre un 70 y 80 por ciento más caro que en 2019.

Otro de los componentes de equipos que han sufrido una “explosión bestial” son los sistemas “potentes de minar de datos”, es decir criptomonedas, mundo en el que los procesadores y tarjetas gráficas son “más rápidos y eficientes”.

Igualmente, Lorenzo desgranó a Ical que ahora “se han unido el aumento de demanda de la electrónica por la pandemia, la escasez de semiconductores y aspectos básicos como las tarjetas gráficas”, lo que ha repercutido en aumento de precios, ausencia de productos y aumento de plazos de entrega. “Ahora recibimos entre 15 días y tres meses lo que era habitual entre 24 y 72 horas”. Es más, explica que “el poco material existente hay que localizarlo y se hace una labor casi de detective”.

De cara al consumidor final, por ejemplo, señaló que la videoconsola PS5 estuvo agotada la pasada Navidad y “este año ocurrirá lo mismo”. “Tendremos dos años seguidos sin material, por su alta demanda. Y con los equipos ocurrirá lo mismo; más cuando los plazos se alargan. El que no lo mire con tiempo y haga acopio, será difícil que pueda servir en estas fechas”, advirtió, para incidir en que en este tipo de productos serán “complicadas” las campañas del Black Friday, aunque siempre hay stock más obsoleto.

Lorenzo achacó esta situación a un “capitalismo salvaje de China” en el sector, justo en un momento en que en España “estaba de dulce desde el inicio de la pandemia”, pues crecía en números de dos dígitos, más en el sector de desarrollo que en hardware. “Esto puede acabar por frenarlo por la no disponibilidad de material para montar sistemas y servidores que puedan atender la demanda.

En Castilla y León, los fabricantes que se han visto más perjudicados son los de placas y circuitos para autómatas, aunque ciertamente “no hay mucha industria del sector”, sino que predomina la distribución de equipos, electrodomésticos y automoción.

Ajustes en la automoción

La automoción es el tercer sector afectado en la Comunidad en esta crisis de demanda global que ha partido de los semiconductores. Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles (Anfac), la producción “cae por un efecto directo de la falta de estos chips y, como tal, están cayendo las ventas”. Ello está motivando que el sector esté reduciendo el número de vehículos y provocando ajustes en líneas de producción y personal, como ya ocurre en Renault, Iveco o en numerosas auxiliares, entre ellas grandes multinacionales como Michelin.

Según la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto), la baja demanda está causada también por la pandemia. Actualmente, el sector es responsable del 37 por ciento de la demanda de semiconductores en Europa, en comparación con una cuota de demanda global del diez por ciento.

La patronal señaló que además de impulsar los beneficios sociales, esta tecnología ha aumentado la participación en el valor de los sistemas electrónicos y semiconductores al 35 por ciento del coste de un automóvil y es probable que crezca hasta el 50 por ciento con el mayor desarrollo de vehículos conectados y autónomos.

Dificultades de suministro

Pero las dificultades de suministro de materias primas y productos intermedios ya está afectando también a metales, madera, papel o plásticos, también repercutido por desafíos logísticos y de transporte, especialmente, el marítimo, que encarece los precios.

Así, según la Confederación Nacional de la Construcción, los productos que más han aumentado su precio en el último trimestre son la madera (125 por ciento), la piedra (68) y el cobre (63 por ciento), y según Aecoc, también han subido el trigo (32,5 por ciento), el maíz (47,6), cebada (35,3 por ciento), soja (45,5), electricidad (34,9), gas (30,5) y petróleo (104).

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