Al hacerse público que la Diócesis de Ciudad Rodrigo pasa a ser regida conjuntamente con la de Salamanca por un mismo obispo, los grupos municipales con representación en el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo abajo firmantes, dejan constancia del «sentimiento de tristeza al romperse, lamentablemente, una continuidad de casi 900 años de la historia de esta Diócesis y vinculada desde el primer momento a la repoblación de la ciudad en el siglo XII y que ha contribuido al bienestar material y espiritual de todos los habitantes de su territorio».
Afirman que «es un hecho triste para todos porque, creyentes o no, sentimos que se nos despoja de una institución de la que todos, repetimos, creyentes o no, nos sentimos orgullosos y nos embarga el sentimiento de que perdemos algo más en esta tierra nuestra tan necesitada de apoyos».
Consideran que es «un error histórico» que la Diócesis Civitatense deje de contar con un prelado propio y residente en esta sede, enclavada en la llamada “España Vaciada”, en una zona que sufre el azote de la despoblación y con lo que se contribuye a la centralización de determinados servicios que conllevarán perjuicios para sus habitantes.
Los grupos municipales acuerdan trasladar a los obispados de Salamanca y de Ciudad Rodrigo, a la Nunciatura, Conferencia Episcopal y al Prefecto para la Congregación de los Obispos en Roma su «más profundo pesar y disconformidad con este hecho».
Pesa todo, le dan la bienvenida al nuevo prelado, «felicitándolo por este nombramiento y ofreciéndose a colaborar con el mismo en todo aquello que sea posible, deseando que las relaciones Ayuntamiento-Diócesis sigan siendo tan cordiales como siempre lo han sido a través de la historia».
Por otra parte, el nuevo obispo de Salamanca y Ciudad Rodrigo, José Luis Retana, aseguró este martes que afronta su nueva labor al frente de ambas diócesis “sin un plan determinado” a la espera de comprobar “que necesidades existen” en cada una de ellas. De este modo, Retana se emplaza a reunirse con los colegios de consultores de ambas circunscripciones y los respectivos sacerdotes, probablemente el 23 y 24 de este mes, para trazar una hoja de ruta en función de “cómo está la situación”, según informa Ical.
Durante una rueda de prensa realizada desde Plasencia, el nuevo prelado de las diócesis salmantina y civitatense, unificadas ahora bajo un mismo pastor, evidenció que “las distancias no son hándicap grande” puesto que, según ejemplificó, durante su mandato en la diócesis placentina se vio obligado a viajar “unas 40 veces” a Don Benito, a un hora y 45 minutos de distancia. En este sentido, Retana subrayó que tendrá “casa abierta” en ambos sitios y que su intención se sumarse “en la misma dirección” que el equipo pastoral de cada una de las dos diócesis.
Según concretó, el nuevo obispo de Ciudad Rodrigo y Salamanca ha tenido más o menos contacto en el pasado con ambas diócesis. En Miróbriga, especialmente a través de la relación con el hasta ahora administrador apostólico, Jesús García Burillo, a quien calificó como “un padre” y al que ha ido a ver “con frecuencia”. También, gracias a los seminaristas mirobrigenses con los que coincidió mientras fue rector del Seminario de Ávila, en Salamanca.
En la capital del Tormes, según recordó, ha pasado un total de 15 años al frente de dicha institución, divididos en dos etapas de cinco y diez años, respectivamente, además de los cinco años como estudiante universitario. “El funcionamiento de la diócesis quizá no lo conozco tanto porque es más complicado, con todo el mundo universitario. Pero es una diócesis con vitalidad, con un clero quizá envejecido y habrá que ponerse a trabajar al respecto”, manifestó Retana.
El prelado reconoció que ayer, tras el nombramiento hecho público por el Vaticano a mediodía, “fue un caos”, con casi medio millar de llamadas y mensajes de texto. Sobre la dificultad de su empresa, tal y como destacó en su misiva de bienvenida, el nuevo obispo de Salamanca y Ciudad Rodrigo recordó que, sobre todo, lo es porque “son dos diócesis completas con todos sus organismos, delegaciones y vicarios, y están separadas”. En principio es fácil de entender que es más fácil estar en una diócesis que en dos”, apuntó.
Por otro lado, José Luis Retana reconoció que le da “la misma pena o parecida” que cuando partió de Ávila, donde fue párroco hasta los 60 años y pensó que se quedaría allí “hasta el final”. “La salida siempre es una mordedura de dolor. Llevo cuatro años y medio, casi la mitad en pandemia, y teníamos muchas cosas abiertas y en marcha. Me ha sorprendido. Por el afecto que me tenían todos los diocesanos, duele salir. Pero una vez aceptado, me pongo en manos del Señor”, valoró el clérigo.
Preguntado por las recientes disculpas de la Iglesia sobre abusos a menores, Retana no eludió la respuesta y aseguró que “se han puesto en marcha mecanismos importantes para que esto no se repita”. “Creo que ha habido una transparencia grande, y mucho dolor, porque con un solo caso ya es doloroso. Cuando las familias te encomiendan a sus hijos para que los cuides y los eduques, es doloroso”, reiteró. Por último, recordó que se han puesto en marcha oficinas en todas las diócesis de modo que “cualquiera puede denunciar un caso de estos y poner solución al asunto”.