Varios expertos en sanidad ambiental han alertado del peligro que puede suponer la rata negra (Rattus rattus) de convertirse en plaga. Se podría llegar a este punto si no se actúa de inmediato.
La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) han alertado del problema en una jornada llamada ‘Rata negra: especie reemergente, situación actual, evolución y tratamiento’. En ella se destacó que la población de rata negra ha aumentado notablemente en los últimos dos años en ciudades como Madrid o Valladolid. En el caso de Madrid, en 2019 había una docena de focos detectados, actualmente esa cifra se sitúa en los 35 focos.
Estos animales son transmisores de enfermedades como la leptospirosis, la toxoplasmosis, la enfermedad de Weil, la peste bubónica o el hantavirus. Por ello, desde Anecpla han instado a la población a no dejar comida ni residuos en la vía pública, puesto que atraen a estos animales, fomentando su expansión y reproducción. También piden a la Administración poner en marcha planes de prevención para evitar el problema.
La rata negra suele encontrarse en parques y jardines y no accede a los sistemas de alcantarillado. Es habitual que construya sus nidos en árboles, tejados e incluso áticos, puesto que se desplaza con agilidad por las tuberías y las ramas.
José María Cámara, miembro del Departamento de Control de Vectores de Madrid Salud, ha explicado que “con la rata negra nos encontramos ante ejemplares que se mueven en jardines y zonas verdes, cercanos a los colegios y parques infantiles, con un intenso tránsito de personas y animales domésticos”.
Este roedor es originario de Asia. Es extremadamente ágil y tiene una gran capacidad de reproducción, en ambientes urbanos y con alimento abundante, pudiendo tener hasta 18 crías en cada parto. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera a esta especie como una de las cien especies exóticas invasoras más dañinas del mundo. También está incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.
