Cuando el mundo se detuvo en marzo del pasado año, muchas interrogantes quedaron sin respuestas, entre ellas de qué forma iba a ser afectada la economía mundial. Aunque el teletrabajo era una variable que se estaba debatiendo desde hacía un buen tiempo, 2020 fue el año en que las empresas optaron por el home office con el propósito de seguir sus operaciones.
Aunque en un primer momento la incertidumbre reinó gran parte de los análisis sobre economía, la pandemia suscitó el espacio para que los inversores y los bancos más importantes del mundo pudieran invertir en los mercados financieros.
Consecuencias en la economía europea a causa del Covid-19
De acuerdo al Banco Mundial, la economía experimentó una contracción de 4.3%. Este mismo ente sugiere que en 2020 los países con economías desarrolladas sufrieron una recesión de 5.4%, mientras que en países con economías subdesarrolladas, la recesión se ubicó en 2.6%.
Por otro lado, los países de la Unión Europea experimentaron una contracción económica cerca del 7%, de acuerdo a un análisis realizado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Países como Italia y España fueron los más afectados por esta situación, especialmente difícil fue para el primero debido a la crisis sanitaria que enfrentó durante la primera ola de contagios. Una situación similar se viviría en España, pero a causa del descenso en la oferta laboral de los últimos años que acrecentó el impacto económico causado por la Covid-19.
No obstante, recientes cifras revelan un aumento en el PIB de 13.8% en la Unión Europea, un número que sorprende por su alza vertiginosa y la rapidez de la recuperación. En España el incremento de producto interno bruto fue de 2.8%, ocupando así el octavo puesto en la lista de los países de la eurozona con mejoras económicas.
¿Cuál ha sido la respuesta de los mercados financieros frente al coronavirus?
El impacto de la crisis por coronavirus causó en un primer momento la caída de los mercados financieros en al menos un tercio. Esta situación obligó a los bancos centrales del mundo a buscar una solución que no dejara de focalizar la atención sobre la crisis sanitaria.
Fue así como en su momento la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo idearon planes de financiamiento sin intereses para empresas y familias afectadas por la caída de los valores de la bolsa y el consecuente desempleo. El último facilitó un programa de compra de activos por EUR 120.000 millones y permitió a los bancos hacer uso de su liquidez con el propósito de generar préstamos a las personas y empresas afectadas.
Durante la segunda ola de contagios, hacia el último trimestre del pasado año, el fondo SURE ofreció EUR 100.000 millones para combatir el desempleo y reducir las jornadas laborales en España. El Club Comunitario, por su parte, acordó un crédito de EUR 540.000 millones para los países europeos afectados.
Futuro económico
El desarrollo y posterior distribución de vacunas supuso una mejora en la crisis sanitaria y permitió que paulatinamente las empresas y pequeños comercios pudieran volver a su rutina previa a la Covid-19.
De esta forma, las medidas extraordinarias utilizadas por los principales bancos del mundo han sido desplazadas por las mejoras económicas de los países europeos. Al menos por lo que resta de año, el Banco Central Europeo no comprará bonos, sin embargo, su plan de emergencia para apoyar la economía de la zona estaría finalizando en marzo de 2022 con un valor de EUR 1.85 billones.
La pandemia permitió que muchas empresas consideraran los beneficios que otorgan a sus empleados, muchas de ellas mantienen una agenda flexible que combina teletrabajo y oficina. Son muchas las áreas que siguen recuperándose de este duro golpe y en algunos casos no ha habido espacio para replantear mejoras salariales.
El ritmo de ajuste a esta nueva dinámica es uno de los factores más importantes para el crecimiento económico, la Comisión Europea estima un crecimiento de 4.6% al finalizar el año, mientras que en 2022 España superaría la media europea.
Aunque la pandemia no ha acabado, los índices de crecimiento se muestran positivos para el futuro económico de Europa.