Nuevo protocolo contra el suicidio

Sanidad, Educación y Familia trabajarán de forma coordinada para identificar la ideación y las tentativas
suicidio
Imagen de Goran Horvat en Pixabay

Las consejerías de Sanidad, Educación y Familia trabajarán de forma conjunta y coordinada para identificar la ideación y las tentativas de suicidio para «mitigar» los factores de riesgo y «fortalecer» los factores protectores.

 

Ical.- Y es que el objetivo último, tal y como marca la Organización Mundial de la Salud (OMS), es disminuir «al máximo» la incidencia y prevalencia del suicidio, garantizando una atención adecuada de la persona y sus allegados, mediante el abordaje integral del proceso de prevención, atención y seguimiento de la conducta suicida. Castilla y León  registró el año pasado un total de 228 suicidios (177 varones y 51 mujeres), diez más que en 2019, lo que supone un aumento del 4,5 por ciento. Las tasas de suicidios ajustadas por edad son ligeramente superiores en Castilla y León que en España, 6,79 por 100.000 habitantes frente a 6,38.

Ante estos datos, la Junta presentó este miércoles en Valladolid -con la presencia de las tres consejeras, Verónica Casado, Rocío Lucas e Isabel Blanco- la Estrategia de Prevención de la Conducta Suicida en Castilla y León hasta el año 2025, en una actuación conjunta que ha establecido cinco grandes líneas de trabajo y 71 medidas concretas, entre las que se incluyen las que inciden en la formación para capacitar, sobre todo, a los profesionales sanitarios, educativos y sociales en la detección, atención y seguimiento de las personas en riesgo de suicidio.

La consejera de Sanidad hizo hincapié en la prevención, tal y como ha demostrado la evidencia, por lo que es importante disponer de estrategias integrales de carácter intersectorial que permitan actuar sobre todos esos factores. «Una sola vida perdida por suicidio ya es demasiado. El camino a seguir consiste en actuar juntos, y el momento de actuar es ahora”, aseguró.

Casado resaltó, según recogió la Agencia Ical, que el indicador de mayor riesgo para un futuro suicidio es el de intento o intentos previos. No en vano, se estima que durante los seis primeros meses e incluso durante el primer año después del intento, el riesgo aumenta entre 20 y 30 veces, y que el grupo con mayor riesgo de suicidio consumado por tentativas previas es el de las personas mayores.

Prevención universal

La primera de las líneas estratégicas es la de prevención universal y se dirige a toda la población. Las 15 medidas que incluye se centran en reducir el acceso a medios letales; potenciar los programas de reducción del alcohol y de otras drogas; fomentar prácticas informativas responsables en los medios de comunicación; mejorar la información sobre riesgos y actitudes ante el suicidio tanto para la población general como para pacientes y allegados; y otras medidas para la promoción de conductas positivas en el entorno educativo.

La segunda es la de prevención selectiva, dirigida a grupos de población que presentan mayor riesgo de conducta suicida. Van dirigidas a evaluar el riesgo en la atención a colectivos vulnerables; a menores que han sufrido abuso sexual o maltrato físico; adolescentes y jóvenes víctimas de acoso escolar u otras formas de ‘bullying’; o familiares o personas cercanas que han perdido un ser querido por suicidio. Además, la prevención del suicidio formará parte de todas las iniciativas de planificación sanitaria en atención primaria y hospitalaria, calidad y seguridad de los pacientes.

En tercer lugar, la prevención Indicada, que se dirige a determinadas personas altamente vulnerables dentro de la población, por presentar ya signos sugerentes de riesgo suicida o una enfermedad altamente asociada a dicho riesgo (por ejemplo, algunos problemas mentales o tentativas suicidas). Se contemplan actuaciones de la atención primaria, de las urgencias y emergencias y de la red de salud mental; también, medidas para coordinar la actuación de los servicios de emergencia y primeros intervinientes en los casos de intentos suicidas.

Vigilancia e investigación

La cuarta línea de trabajo es la de vigilancia epidemiológica e investigación, con medidas para mejorar el conocimiento de las tentativas y de los suicidios consumados y de los factores asociados a los mismos. Por último, la de formación para capacitar a los profesionales en la detección, atención y seguimiento de personas en riesgo de suicidio.

Casado reconoció que no hay una explicación única de por qué se suicidan las personas, aunque se sabe que este comportamiento indica una infelicidad profunda. De ahí que los factores sociales, psicológicos o culturales pueden interactuar para conducir a una persona a un comportamiento suicida.

En el mismo sentido, se pronunció la titular de Familia e Igualdad de Oportunidades, al señalar que muchos de los factores de riesgo de conductas suicidas están presentes en personas en situación de vulnerabilidad, atendidas por el sistema de Servicios Sociales, como personas dependientes, con discapacidad, menores que viven en hogares vulnerables o sufren casos de violencia, individuos que viven solos, con problemas de salud mental o consumidores de alcohol y drogas, entre otros.

De ahí el papel activo de su consejería en la ejecución de la nueva estrategia, que se centrará en la identificación temprana del riesgo de suicidio, por ejemplo durante los procesos de valoración de dependencia o discapacidad, y en la articulación de mecanismos ágiles para la derivación de posibles casos a los servicios sanitarios. Por último, mencionó la oportunidad de herramientas como la teleasistencia avanzada para realizar un seguimiento «proactivo» de los usuarios y sus cuidadores.

34 ideas suicidas

Isabel Blanco se detuvo en la intervención de los menores tras ofrecer el dato de que la detección de pensamientos frecuentes de ideas suicidas entre internados en el Centro de Zambrana, en Valladolid, que han pasado de los 24 registrados el año pasado a los 31 en lo que va de 2021. Casos que se derivan a los servicios sanitarios y las unidades de Salud Mental.

Finalmente, Rocío Lucas subrayó que la Consejería de Educación es consciente que la  problemática también incide directamente en el ámbito educativo, y que, por tanto, hay que estar en condiciones de dar respuesta también desde los propoios centros. Es por ello que apostó por un plan integral con diversos aspectos para prevenir este tipo de conductas suicidas, y que abarcarán desde la formación para toda la comunidad educativa, profesores, familias, orientadores, hasta otras muchas actuaciones preventivas que permitan alcanzar los objetivos pretendidos en la Estrategia.

La consejera de Educación apostó por poner en común iniciativas para poner fin a esta «lacra» que afecta a la sociedad. «El centro escolar es un entorno donde los alumnos pasan mucho tiempo de la jornada con sus iguales, donde viven sus alegría y frustraciones, además de desarrollar las habilidades sociales», expuso. De ahí que valorara la importancia del Observatorio de Convivencia en los colegios e institutos, con el papel del coordinador para vigilar los posibles casos de acoso escolar y ‘ciberbullying’. Además, precisó que los posibles casos de tentativa de suicidios y autolesiones se producen, hasta ahora, siempre del entorno educativo.

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