[dropcap]E[/dropcap]n septiembre de 1982 se anunció el gran Parque de Garrido, el que habíamos prometido a cambio del pequeño que quería la asociación de vecinos. Había sido decidido por votación. Se programó una plaza de entrada y un paseo romántico. El proyecto fue elaborado por Ángel Fernández Alba. Se trataba de actuar sobre una superficie de siete hectáreas, el segundo en extensión después de los Jesuitas. Los terrenos habían dado cobijo al Real de la Feria antes de que éste se trasladase a la Aldehuela.
El Parque de Garrido se encuentra entre la Avenida de Federico Anaya y la carretera de Valladolid, limita con la vía del ferrocarril y la zona de colegios del barrio Garrido. Para convertirlo en jardín se plantaron 874 árboles entre plátanos, chopos rojos, y acacias, y 454 de otras especies. Se instalaron juegos infantiles, una plaza para actividades al aire libre y lugares a desnivel para montar en bicicleta.
Al tratarse de un lugar frecuentado por jóvenes no podía faltar la zona deportiva con pistas de frontón, tenis y voleibol. También se instalaron 35 bancos metálicos, 70 papeleras, cuatro fuentes para beber, 76 farolas y 71 bocas de riego, y en la parte alta barbacoas y lugares para practicar picnic.
A la entrada por la carretera de Valladolid se construyeron aparcamientos, que en el primer proyecto iban en la avenida de Federico Anaya. Renfe proyectó construir un nuevo puente del ferrocarril sobre la avenida que iba a ser desdoblada. El parque estaba a varias alturas, con muros de contención entre los caminos, escaleras y gradas.
El concurso fue declarado desierto por lo ajustado del precio de la obra en la memoria económica. El Ayuntamiento compró para añadirlos al parque unos terrenos, 16.091 metros cuadrados, por 14,8 millones de pesetas, a 900-950 pesetas metro cuadrado. En febrero de 1983 se expropiaron nuevos terrenos correspondientes a tres parcelas, pagados también a 950 pesetas el metro cuadrado.