[dropcap]L[/dropcap]as cosas se complicaron. La dureza del terreno, el empleo masivo de hormigón para evitar desprendimiento de taludes fueron las causantes del encarecimiento y de la paralización de la obra, cuyo proyecto tuvo que ser modificado y reformado varias veces.
En mayo de 1985 el parque aumentó su superficie y multiplicó su coste. El Partido Popular pidió la rescisión del contrato con la empresa constructora y con el arquitecto que había cometido tantos errores a la hora de confeccionar el proyecto. En el reformado se contempló cerrar el recinto, doblar el número de farolas y bancos, dotarlo de una red de recogida de aguas e instalar un invernadero. Pero para poder seguir con la obra fue necesario retirar los tendidos de Iberduero y Telégrafos, obras que costaron lo suyo.
El pleno de septiembre de 1986 se dedicó en gran parte a debatir sobre el Parque de Garrido. Hora y media oyendo las posiciones del grupo de Gobierno y el de la oposición. Cuando han pasado tantos años se ven las cosas con más claridad, el proyecto careció de fiabilidad y en justicia tuvimos que rescindir el contrato con el arquitecto y pedirle responsabilidades por los errores de cálculo.
En el otoño de 1986 se terminaron las obras del Parque de Garrido, se desviaron las líneas eléctricas y telegráficas y finalizaron las explanaciones. En noviembre recibió el nombre de nuestra ciudad hermana, Würzburg, y el seis de diciembre se inauguró coincidiendo con el aniversario de la Constitución. Vino a la inauguración el primer teniente alcalde de la ciudad alemana en representación del alcalde Klaus Zeitler. En reciprocidad, la corporación de Würzburg puso el nombre de Salamanca a una de sus céntricas calles. El PP se opuso a la denominación, pero la conservó en sus mandatos. Miles de ciudadanos estuvieron en la inauguración del Parque de Garrido. Los alemanes regalaron al Consistorio para que luciera en el parque de Würzburg unas esculturas barrocas que aparecieron descabezadas al día siguiente de la inauguración.
A comienzos de ese mismo año se ajardinaron los interiores del barrio del Carmen, con más de sesenta millones de pesetas de inversión. Hacía cuatro años que se habían urbanizado las calles y con esta intervención quedaba terminada la remodelación de este humilde barrio construido a finales de la dictadura. El Ayuntamiento preparaba entonces el ajardinamiento de las zonas libres entre los bloques de Nícar. En la calle Ónice vivimos los primeros años de casados, y de su vecindario guardo muy buenos recuerdos.