[dropcap]T[/dropcap]ras la muerte por suicidio de Verónica Forqué, han saltado muchas alarmas de cómo nos reflejamos como sociedad.
Se está poniendo en primera línea la Salud Mental, a mi parecer, de una forma hipócrita, puesto que, a algunos medios, políticos, etc se les llena la boca hablando de Salud Mental y buscando culpables del suicidio de la artista, mientras lanzan titulares denigrantes acerca de la hija de la fallecida.
Se está cometiendo el terrible error de buscar culpables de un suceso tan complejo como es el suicidio. El suicidio es multicausal, y en cada caso hay que estudiarlo a fondo para determinar los factores de riesgo: una enfermedad mental, aislamiento, acoso, ausencia de derechos básicos, explotación laboral…
El otro día, hablaba con una paciente sanitaria y me contaba cómo el hospital les quería poner un equipo de psicólogos. ¿Sabéis lo que me dijo? ¿De qué me sirven a mí 7 psicólogos si lo que necesito son mis días de descanso y que se cumplan mis derechos?
Ya hablaba de esto en otro artículo. Estamos intentando solucionar con psicólogos y psiquiatras problemas sociales que se solucionarían con unas condiciones dignas y unos derechos básicos.
Pero lo cierto es, que el problema de la Salud Mental existe y que hay una falta enorme de profesionales en la sanidad pública. Así que, cuando llega con algún problema de salud mental lo primero que se hace es abordarlo de forma farmacológica, es decir, lo que se conoce como “matar moscas a cañonazos”.
Ósea que, si no tienes ganas de vivir, has perdido la capacidad de disfrute y además cuentas que estás pensando en quitarte del medio, vamos a darte unas píldoras para que te mantengan tranquilo y ya en 3 meses te ve el psicólogo 10 minutos. Así, es imposible. Y por supuesto no estoy culpando a los excelentes profesionales que me consta que se dejan la piel, sino al sistema que no les dota de los recursos necesarios.
Tampoco estoy criminalizando la medicación, puesto que en algunos casos es imprescindible, pero siempre, combinada con un proceso terapéutico.
De nada sirve tomarme 10 pastillas si no hago algunos cambios en mis patrones, y para realizar esos cambios, se necesita un proceso muy largo y un seguimiento psicológico.
Tengamos en cuenta, que hay algunos trastornos psicológicos, como por ejemplo el trastorno límite de la personalidad que tiene un altísimo riesgo de suicidio, que necesitan acudir a terapia entre 2 y 3 veces a la semana, a parte de un control de la medicación. Estamos lejísimos de poder ofrecer esto a estas personas.
De modo que ahora desde la política, parece que los profesionales de la Salud Mental somos importantísimos, pero se sigue sin hacer ningún cambio.
Otro aspecto a resaltar es el tipo de sociedad que tenemos en la que está habiendo un incremento notorio de ira y agresividad. Si miramos las redes sociales están plagadas de vómitos de odio hacia las personas. Se están utilizando las redes como vía de escape a la agresividad. Y luego decimos que el bullying es cosa de niños…
No. El acoso comienza en los adultos. Y si en casa escuchas frases del tipo: “los maricones esos son todos unos degenerados”, ¿qué creéis que ocurrirá cuando el niño acuda a clase y hable con su compañero homosexual?
Se están suicidando NIÑOS, niños que dan señales de alarma que son ignoradas por las instituciones y muchas veces por los adultos, y eso como sociedad, es imperdonable.
En el bullying, tan presente en las aulas, la mayor parte de las veces, se intentan echar balones fuera y minimizarlo. Pues las personas que han sufrido bullying, tienen un riesgo de desarrollar problemas de depresión, ansiedad, aislamiento, fobia social y suicidio, mucho mayor.
Si nos sentimos superiores humillando y riéndonos de otro, tenemos algo que pensar. Pero no sólo a nivel individual, porque esta es la sociedad de la competitividad, donde el que pisa al de enfrente para conseguir su objetivo, es el alabado y el premiado. Por lo que es lógico, que, a nivel individual, llevemos a cabo estos patrones.
Debemos hacer un examen de conciencia como sociedad a todos los niveles. Esto no se soluciona únicamente con psicólogos y psiquiatras, se soluciona con un cambio a nivel social. Se soluciona haciendo comunidad, teniendo RESPETO Y EMPATÍA, puesto que en estos tiempos que corren, todo el mundo tiene una lucha interna invisible. Y por supuesto, se soluciona teniendo unas condiciones de vida dignas.
Si necesitas ayuda psicológica, en nuestro centro te escuchamos