[dropcap]I[/dropcap]ndependientemente de las creencias religiosas de cada uno, me gusta pensar que la Navidad es un momento de reflexión para la mayoría de nosotros.
Para unos esa reflexión tendrá un sentido más religioso, para otros de celebración familiar, de festejo o una mezcla de todos ellos.
Pero creo que no me equivoco demasiado si al llegar estas fechas todos pensamos un poco más de la cuenta.
Y hacemos balance de lo bueno y malo, como cantaba Ana Torroja en Un año más, de Mecano.
Reflexionamos sobre lo vivido durante el año, pensamos en los que ya no están con nosotros, somos más conscientes de lo que ya no volverá.
No estoy en tu cabeza y no sé qué significa exactamente para ti celebrar la Navidad, pero a mí me parece un momento excelente para practicar dos propósitos.
El primero, la gratitud.
Es bonito pensar sobre todo lo bueno que ha traído este año para ti. También sobre toda la suerte que has tenido. Es posible que en estos últimos doce meses haya habido muchas cosas buenas en tu vida.
A lo mejor no grandes cosas, pero sí muchas pequeñitas: un día que compartiste con alguien especial, esa canción que te estremece el corazón, ese mensaje de esa persona que se preocupa tanto por ti o esa nueva ilusión que te ronda la cabeza y que te hace sonreír cuando estás a solas.
El segundo propósito tiene que ver con valorarse.
Esta época del año me parece un gran momento para hacerlo. Para darle importancia a todo aquello que has hecho bien contigo mismo y también con los demás.
Hacerlo durante todo el año sería aún mucho mejor, pero la vida da para lo que da.
Que puedes hacerlo, estupendo. Que no, pues hazlo de vez en cuando, que seguro que te lo mereces.
Es momento de poner en valor todas esas decisiones sabias que has tomado y que han hecho que tu vida sea un poquito mejor. Y si te apetece, celebrarlo.
¿Y lo menos bueno?
Pues lo menos bueno es una realidad en todas las casas, los problemas están ahí, pero me parece que el espíritu de la Navidad pasa por centrarse en esas luces que iluminan tu vida.
Los pensamientos menos amables son una constante en la mayoría de seres humanos, no creas que eres la excepción.
Así que para mí estos días toca pensar en un color bonito y pintar tus pensamientos más sombríos para que combinen con las luces de Navidad.
Y no me refiero a que te autoengañes, para nada, sino a que por unos días te focalices en todo lo bueno que hay en tu vida.
Ya tendrás el resto del año para todo lo demás.
Te deseo que tengas una Feliz Navidad y un gran inicio de año.
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