La explosión de casos de coronavirus en Salamanca durante la Navidad ha coincidido con la llegada de la variante ómicron, que es mucho más contagiosa que sus antecesoras, y las facilidades que los ciudadanos le hemos dado para expandirse, con celebraciones imprudentes ante la ausencia de restricciones.
Luego ha llegado cierta preocupación, por la situación epidemiológica que se ha vuelto a generar, y cruzamos los dedos para que las balas, que ahora silban muy cerca de todos, no nos alcancen.
Los más impacientes, y los que ya tienen síntomas, se someten a las pruebas o test oficiales (cuántos positivos de test de farmacia o de internet no se han computado en las estadísticas) para salir de dudas, sobre todo, de cara a la incorporación al puesto de trabajo o al cole.
En las dos semanas de navidad Salamanca ha notificado la cuarta parte de todos los contagios acumulados desde el inicio de la pandemia, que se dice pronto.
Aunque se había dicho que ómicron no era tan grave como Delta, eso aún está por ver. Cuando llegó Delta no estábamos vacunados y nos atormentó. La nueva cepa se ha topado con el 85% de los salmantinos vacunados. Pero la vacuna no hace milagros, solo impide que te cojas una enfermedad grave y la muerte y ralentiza su transmisión, lo que dificulta la aparición de nuevas mutaciones.
Como hemos hecho todo lo posible para que se expanda, el golpe de la sexta ola se notó ya en el hospital en el cambio de año, con más de 70 pacientes covid en planta y 14 más en la UCI. Cifras parecidas al arranque de la mortífera tercera ola de principios de 2021 y que amenazan con empeorar, porque los pronósticos más favorables prevén que los contagios sigan desbocados hasta finales de enero.
Para ver cómo ha ido enfermando Salamanca desde el inicio de las celebraciones navideñas, mira esta tabla. Los casos activos son las personas que en la fecha indicada siguen siendo compatibles con covid-19. El último dato disponible es el correspondiente al 4 de enero: