Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

El jardín del Visir

Una joven entra en el Huerto de Calixto y Melibea.
Una joven entra en el Huerto de Calixto y Melibea. (Archivo)

[dropcap]E[/dropcap]n enero de 1982 establecí contacto con Fernando Población para adquirir el jardín del Visir, de 2.380 metros cuadrados, situado junto al Huerto de Calisto y Melibea. Iniciamos de inmediato la expropiación de la casa y jardines. Tenían su entrada por el Patio Chico.   

El Visir era un personaje singular, soltero y con dinero. Agustín Sánchez Manzanera vivía con un gran lujo en el Patio Chico, en una casa enorme con un jardín pequeño hacia la catedral y un jardín de grandes dimensiones hacia la muralla. Su poder adquisitivo era tal que llegó a construirse una piscina, la primera en la ciudad de Salamanca. Su poder político le llevó a realizar un cenador en uno de los cubos de la muralla romana, y para ello eliminó el pretil de piedra sustituyéndolo por una reja que aún persiste. Eran famosas las pícaras fiestas que realizaba en sus jardines. En su casa estudió José María Areilza, el conde de Motrico, embajador de España en París y ministro del primer Gobierno del rey Juan Carlos.

A través de José María Vargas Zúñiga pudimos adquirir la casa y el jardín. Una vez demolida, en el solar construimos viviendas sociales siguiendo un proyecto de la Dirección General de Bellas Artes. El edificio impacta  de forma suave en el conjunto arquitectónico del Patio Chico. El proyecto fue Premio Nacional de Arquitectura por lograr una magnífica solución urbana para una zona difícil. Al principio no gustó a muchos por la excesiva sencillez de su traza.

Los dos mil metros del Jardín del Visir se añadieron al de Calisto y Melibea, pero con un proyecto completamente distinto. Aún estando juntos se nota bien cuando se pasa de una estancia a otra, el jardín del Visir es más duro. Algunos familiares de Sánchez Manzanera protestaron a Vargas Zúñiga por haber denominado al jardín “El Visir” en vez de el nombre real. José María les hizo ver que de vivir el “gran visir” se hubiera considerado muy honrado con ese sobrenombre, razonamiento que hizo terminar las críticas incipientes sobre el apelativo del nuevo jardín. Enterados de la polémica, decidimos que el nombre fuera el que la vecindad daba al rico solterón.

El conjunto es uno de los rincones más deseables para la lectura de un libro o para pasear. Con estas adquisiciones los Ayuntamientos socialistas incorporábamos lugares desconocidos para los salmantinos, que más tarde han sido incluidos en los itinerarios turísticos.

1 comentario en «El jardín del Visir»

Deja un comentario

No dejes ni tu nombre ni el correo. Deja tu comentario como 'Anónimo' o un alias.

Más artículos relacionados

Te recomendamos

Buscar
Servicios