[dropcap]L[/dropcap]os pensamientos en bucle o rumiaciones, son uno de los síntomas más comunes y molestos de los estados de angustia o ansiedad.
Son estos pensamientos que se dan cuando decimos “no paro de darle vueltas a “ o “no me saco esto de la cabeza”. Al final son pensamientos que aluden a preocupaciones excesivas, la mayor parte de las veces irracionales.
Uno de los pensamientos más comunes es el del tipo “y si…” que hace referencia a algo que aún no ha pasado y de lo que no tenemos pruebas, por lo que invertir demasiada energía en pensar en algo que ni podemos gestionar ni controlar, no parece ser muy fructífero ¿verdad?
Existen múltiples tipos de pensamientos irracionales, pero hoy os quiero hablar de cómo hacernos con ellos.
- Aceptación: Lo primero de todo es aceptar que se van a dar. Pensamos constantemente y eso no lo podemos controlar, pero sí podemos dirigir nuestra atención. Sí podemos decidir si invierto una hora en darle vueltas a lo mismo o paso a otra cosa. Por lo tanto, no agobiarnos cuando aparezcan de manera automática, porque es completamente normal y esperable que ocurra.
- Entrenar nuestra atención: este tipo de pensamientos en bucle suelen despuntar en estados de impulsividad y donde prima lo emocional ante lo racional. Es decir, es mucho más probable que aumenten en estados de estrés, ansiedad, depresión…en los cuáles nuestras facultades cognitivas se ven mermadas. Por ello, debemos tener un entrenamiento tanto en identificar esas situaciones de estrés y saber que se van a dar con mayor virulencia, como en nuestra atención, es decir, saber dirigir nuestra atención hacia donde yo lo desee y no dejarla en modo automático. Para ello es indispensable un buen trabajo en meditación y por ende en la concentración.
- Escritura: el poder de la escritura es enorme. No es lo mismo tener un ovillo de pensamientos, que darle un proceso a mayores, como es la externalización mediante la verbalización o escritura. Eso requiere organizar los pensamientos para plasmarlos, y ese simple hecho, produce una sensación de alivio. Organizar nuestros pensamientos, llevar un diario, hace que podamos relativizar, externalizar e incluso zanjar algunos temas.
Como siempre comento, estos son herramientas generales y no son válidas para todos los casos. Cada caso requiere de un estudio en profundidad de por qué se dan esos pensamientos y no otros, y determinar las herramientas de una manera individualizada. Pero si es verdad, que para el día a día y en personas que no sufran de un trastorno de ansiedad o depresión, pueden ayudar.
No son pautas mágicas, todas ellas necesitan entrenamiento y constancia para que den sus frutos. Os animo a probarlas.
Si crees que no puedes manejar este tipo de pensamientos por ti mismo/a, y crees que manejan tu vida, sería bueno consultar a un profesional.