En los últimos tiempos se ha hablado mucho sobre la cuestión del olvido a los jubilados por parte de las entidades bancarias. Sin embargo, esta problemática tiene una mayor incidencia dependiendo de cada zona, viéndose mucho más agravada en la España rural.
Tras la campaña reivindicativa llevada a cabo por el jubilado valenciano Carlos San Juan, las reclamaciones de un servicio optimo en los bancos se han extendido por todo el país. Esta iniciativa, popularizada como “Soy mayor, no idiota”, aboga por un trato más humano en las sucursales bancarias, debido al “olvido hacia las personas mayores”. Con más de 600.000 firmas, su impulsor ha sido recibido por la ministra de Economía, Nadia Calviño, que le ha prometido medidas para mejorar la situación. Además, la dirigente ha resaltado la “importancia de garantizar la inclusión financiera de toda la sociedad, incluyendo a las personas mayores”.
Sin embargo, esta cuestión no representa más que una pequeña parte en numerosas zonas del país. Esto se debe a que en multitud de municipios no existe ningún tipo de presencia bancaria. Por ello, la exclusión financiera no solo se limita a las personas mayores, sino a todas las que habitan esos territorios. De esta manera, se ven obligados a desplazarse hasta otras ciudades o pueblos de mayor tamaño que sí cuenten con presencia bancaria.
Un informe del Banco de España situaba hace unos meses en el 2,5% (1,18 millones de personas) la población nacional sin posibilidad directa de obtener dinero en efectivo. Castilla y León es la comunidad que sale peor parada en comparación con el resto. El informe la califica como la “más vulnerable”, y es que el porcentaje se eleva hasta el 15,6% o lo que es lo mismo, 371.366 personas sin acceso directo al dinero en efectivo. En esta tierra, 8 de cada 10 municipios carecen tanto de oficinas como de cajeros bancarios.
La provincia de Salamanca es un claro ejemplo de la exclusión bancaria hacia gran parte de la población. Según el citado informe, más de 60.000 salmantinos (18,7%) no tiene acceso directo a herramientas para obtener efectivo. Esto se traduce en 305 municipios con ayuntamiento propio que carecen de oficinas bancarias, así como de cajeros automáticos. Por lo tanto, los vecinos deben acudir a municipios cercanos donde sí dispongan de sucursal o cajero para realizar sus gestiones o sacar dinero en efectivo.
Los afectados
A pesar de que las zonas rurales son donde en mayor medida sufren este problema, todo varía dependiendo de cada municipio. Algunos, como Santibáñez de Béjar, cuentan aún con sucursales bancarias, en este caso del Banco Santander y Unicaja. No obstante, en el caso del último, a pesar de que “dan un buen servicio y atienden bien y en persona”, han pasado a abrir solamente dos días en semana. Por ello, “los días que abre se forman colas importantes. A veces, el trabajador tiene que irse más tarde de lo debido si no quiere dejar sin atender a la gente que está esperando, o incluso quedan clientes sin atender”, comenta una vecina del municipio.
No obstante, la peor parte la sufren quienes no tienen ningún tipo de servicio bancario en su pueblo. En municipios como Fuentes de Béjar, desde hace mucho tiempo, “los únicos bancos que hay son los de sentarse”, lamenta un vecino irónicamente. En este caso en concreto, llevan sin oficina bancaria alrededor de cincuenta años, por lo que se ven obligados a desplazarse a otros municipios cercanos para realizar sus gestiones. De esta manera, “la gente que tiene coche puede hacerlo sin problema, pero la gente mayor o sin coche requiere de alguien que los lleve”, lo que pone de manifiesto otra problemática como es la del transporte en el medio rural.
“Nosotros tenemos que desplazarnos a municipios como Guijuelo o Béjar para algo tan sencillo como sacar dinero en efectivo. Además, en ocasiones te piden que utilices el cajero, por lo que mucha gente que no sabe utilizarlo vuelve a necesitar a alguien para que le ayude”, explica el vecino, que pone el ejemplo de su abuela, “en primer lugar, necesita que la llevemos en coche porque no conduce, y después tenemos que ayudarla a utilizar el cajero porque no sabe”.
Por último, debido a lo complejo que puede resultar todo este proceso para algunos, muchos se ven obligados a acudir una vez al mes para “sacar la pensión” y guardar el dinero en casa para disponer de efectivo durante un largo periodo de tiempo. A pesar de ello, hay gente que se muestra reticente debido al miedo que puede generar el hecho de tener tanto dinero en casa. Sin embargo, en muchas ocasiones “no hay más remedio”, concluye otro usuario.
Las soluciones
Como explica Carlos San Juan en su iniciativa, “En la primera mitad del año pasado, los cinco bancos españoles del IBEX35 ganaron más de 10.000 millones de euros, por lo que hacer las sucursales más accesibles no parece una inversión imposible de plantear”. Además, como se mencionaba anteriormente, la ministra de Economía expresó la “inquietud del Gobierno por la exclusión financiera de los mayores”. También se reunió con miembros del sector, a los que pidió la adopción de medidas para solucionar esta problemática.
La exclusión rural parece tener menos opciones de remediarse. Aunque el Banco de España apuntara hacia las oficinas móviles, los agentes financieros, las oficinas de Correos o la retirada de efectivo en establecimientos comerciales, como posibles soluciones, el panorama que se presenta no apunta hacia una solución cercana. El principal motivo, como indican muchos de los afectados: “los pueblos cada vez importan menos”.