Opinión

Una buena pregunta

Piedras. Foto: Unsplash

[dropcap]H[/dropcap]ace un tiempo vi una conferencia de Lola Fernández Ochoa, la pequeña de los hermanos Ochoa.

A lo largo de su charla explicó muchas anécdotas de su vida. De todas ellas, yo me quedo con una gran lección que aprendió de su hermano mayor Paco cuando este estaba en el hospital.

Paco estaba ingresado por cáncer, una enfermedad que finalmente no superó.

Cuando uno está a las puertas de la muerte, tiene la perspectiva y la sabiduría de alguien de 80, aunque se tenga solo 20 años.

Todo lo importante es importante, y lo secundario se desvanece.

El tiempo, nuestro bien más preciado, escasea, y cualquier acontecimiento es vivido con la mayor de las intensidades.

Una lástima porque, aunque lo sepamos de sobras, la mayoría no lo aplicamos en nuestro día a día.

Lola contó que el primer día de su ingreso en el hospital, Paco le preguntó:

Lola, ¿qué hiciste ayer de especial?

Ella le dijo que lo de siempre: trabajo, familia, gestiones. Lo normal.

Paco le contestó que debía buscar hacer al menos una cosa especial, aunque Lola no le dio demasiada importancia a sus palabras.

Al día siguiente, Paco le volvió a preguntar lo mismo.

Lola, ¿qué hiciste ayer de especial?

Y ella contestó que nada, lo mismo que el día anterior. Paco se levantó de la cama, fueron hacia la ventana y le dijo:

Mira, Lola, la mayoría de la gente que ves pasar es gris. No viven, no disfrutan. Pasan los días y son monótonos. Tú tienes que hacer algo especial. Si no lo haces por ti, hazlo por mí. Haz algo especial cada día, y que nadie te gane a reír.

Después de aquella conversación hace 14 años, Lola explicaba que no había dejado de buscar momentos especiales en su día a día.

Basándonos en la experiencia de Lola y probablemente en la tuya propia, ¿no crees que deberíamos apreciar la vida en todo su valor sin tener que aprenderlo de la forma más dura?

Porque posiblemente la teoría la conozcas perfectamente, pero la práctica parece siempre más difícil de llevar a cabo.

Y la rutina y el día a día desdibujan lo verdaderamente importante.

Así que una buena forma de plantearse el inicio del día, puede ser hacerse la gran pregunta de Paco:

¿Qué hiciste ayer de especial?

Y si la respuesta es ‘nada’, le pongamos solución y hagamos cada día algo que nos resulte realmente especial.

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