Opinión

¿Qué te alegra el corazón?

Globos de colores en el cielo. Fotografía. Unsplash.

[dropcap]N[/dropcap]o sé si conoces al psiquiatra Luis Rojas Marcos.

Qué bien que me cae ese hombre.

Me gusta porque es un pozo de sabiduría, pero habla con una sencillez y una humildad que parece un místico más que un psiquiatra.

Tuve la suerte de ir a verle a una conferencia una vez que vino a Barcelona. Me encantó su ponencia.

No recuerdo ni una sola palabra de lo que dijo, de eso hace ya casi 30 años, solo sé lo bien que me hizo sentir.

Igual de bien que cada vez que lo leo o escucho una de sus charlas.

Rojas Marcos cuenta una anécdota que me parece interesante compartir contigo.

Resulta que a menudo las personas le preguntaban que tenían que hacer para ser felices. Él les daba un montón de estrategias, como buen psiquiatra, pero resulta que casi todas fallaban.

Así que empezó a preguntarles qué 3 cosas les hacían estar contentos, y les sugirió que las practicasen el mayor tiempo posible.

Evidentemente, funcionó mucho mejor.

A veces los psicólogos y psiquiatras insistimos en aplicar estrategias muy novedosas, cuando la respuesta está en acciones de lo más sencillas.

Cuando hacemos lo que nos gusta, todo fluye, seguro que lo sabes por haberlo experimentado docenas o cientos de veces.

Entonces, ¿por qué no lo practicamos más a menudo?

Pues porque no lo priorizamos lo suficiente, claro está.

Si nos ‘obligáramos’ a tomarlas igual que se toma una medicina que mejora nuestra salud, puede que nuestra vida adoptase un color más bonito.

¿Qué no tienes tiempo? ¿Seguro?

Casi todos podemos encontrar cinco o diez minutos para leer un poema de nuestro autor favorito, escuchar una canción que nos haga sentir genial bailándola o pasear por un parque y contemplar la belleza de las flores mientras vamos de camino a casa.

Incorporar estos placeres minúsculos en nuestro día a día podría cambiar nuestra calidad de vida de una forma mayúscula.

¿No crees que vale la pena hacerlo?

Estoy segura de la respuesta, y también casi segura de que detrás de esa respuesta le sigue un pero es que…

Ya sabemos, la vida, que nos lleva a todos de aquí para allá.

Pienso que no es algo tan difícil de integrar, al menos para la mayoría.

Sobre todo porque no se trata de hacerlo perfecto ni dedicarle mucho tiempo, sino de destinar unos minutos a poner color a nuestra vida.

Recuerda: no es tomar una medicina de sabor amargo. Es hacer algo que te encanta un poquito todos los días.

Seguro que el pequeño esfuerzo te vale la pena y tu ‘yo’ del futuro te lo agradecerá.

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