El Movimiento Feminista de Salamanca organizó este jueves una concentración ante el bar de copas del hostelero que presuntamente violó a una joven en un aseo de su establecimiento.
«La noche salmantina no es segura para las mujeres. La semana pasada presuntamente el dueño de uno de los bares referentes para la juventud salmantina, violó a una mujer en su propio local», indican.
Este presunto agresor es miembro de la Asociación de Hostelería, organización que bajo nuestra solicitud ha prometido solicitar al Ayuntamiento la obligatoriedad de poner un protocolo de actuación en cada uno de sus locales.
Esta presunta violación «ha generado gran indignación en nuestra ciudad, pues simboliza a la perfección la diferencia de poder entre la ciudadanía y algunos referentes de la noche en nuestra ciudad», afirman las organizadoras.
«Es necesario reivindicar que el problema es el sistema patriarcal sobre el que se arraiga esta diferencia de poder, el cual permite seguir ejerciendo impunemente la violencia machista. La coacción, la sumisión química y cualquier otra forma de viciar el consentimiento de una mujer es violencia sexual. Es delito y toda la ciudadanía debería implicarse en perseguir estas prácticas», añaden.
«El clima de acoso sexual permanente sobre las mujeres en la noche de Salamanca se ha vuelto insoportable, con el aumento de la sumisión química en los bares de ocio nocturno», dicen las convocantes.
Añaden que «en los bares de ocio nocturno se ha normalizado que los depredadores, hijos sanos del patriarcado, molesten, acosen y abusen de las mujeres mientras bailan, hablan con sus amigas o mientras se quedan solas para beber una copa, es decir, mientras quieren tener una vida libre y con derechos».
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Explican que en los bares de ocio nocturno «los agresores que quieren drogar a sus víctimas lo tienen fácil, especialmente con la normativa del Ayuntamiento de Salamanca, que impide sacar bebidas a la calle, facilitando aún más que estos agresores atenten contra las mujeres a través de la sumisión química. La impunidad y la complicidad en estos espacios desde hace décadas es clave para entender lo que está pasando», argumentan.
Consideran que los protocolos, «lejos de solucionar el problema, son un primer paso para que las víctimas y sus amigas sepan qué hacer y a quién acudir tras una agresión sexual. Vigilaremos que esta promesa sea real y exigiremos responsabilidades si no se cumple a cabalidad este primer paso de muchos otros que implica la responsabilidad de los establecimientos y la sociedad», advierten.
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Mientras esto sucede, ellas están llevando este protocolo a cada uno de los bares de la Asociación de Hostelería, donde se encuentran la mayoría de bares de ocio nocturno, «con el fin de que sean visibles para todas nosotras. Es urgente que estos protocolos estén a la vista de todas con la mayor brevedad. Queremos que sepáis que aquellos bares que no lo tengan pegado son aquellos que no han querido colaborar con esta campaña y que acusamos socialmente de ser cómplices de lo que está sucediendo en nuestra ciudad, por seguir callados ante la violencia sexual que sufrimos», explican.
También critican a otras instituciones, como la Universidad de Salamanca, porque a pesar de que muchas de las agresiones machistas que se cometen en los entornos de ocio nocturno son a mujeres universitarias, pertenecientes a la universidad en un nivel que requiere acompañamiento integral como el estudiantil, «miran también hacia otro lado, reproduciendo ese silencio. Profesionales de la salud y la policía revictimizan en ocasiones a las denunciantes o, incluso, las cuestionan: ¿Por qué ibas borracha? ¿Por qué no has denunciado en el momento? etc. Por eso, para nosotras es fundamental que las salmantinas y personas que habitan nuestra ciudad y comunidad, conozcan el protocolo de actuación del Sacyl y de la Policía. De este modo, sabremos cuáles son nuestros derechos y podremos denunciar cuándo nos revictimicen en un proceso que tiene protocolos claros de actuación. Estos protocolos deberían ser difundidos por la administración, que no los ha publicitado adecuadamente», añaden.
Y es que, a su juicio, «las instituciones forman parte del problema: el sistema patriarcal y capitalista en el que vivimos. La invisibilización y minimización de la violencia sexual y la impunidad social que aún existe frente a ella es lo que denominamos cultura de la violación, porque no es una excepción sino una norma social, una manifestación de poder. Esto dificulta el conocimiento de la mayoría de agresiones que existen porque las víctimas tienen miedo a denunciar. Ese es el mensaje que se le está enviando a las mujeres. Como hay impunidad, de qué sirve denunciar. Además de no cambiar nada, se va a poner en el punto de mira a la víctima y no al agresor. Se les enseña que deben callar y tolerar las agresiones mediante el miedo y la normalización de la violencia», concluyen.
Por eso exigen compromiso por parte del Ayuntamiento, de las universidades, de los bares, de los medios de comunicación y de toda la sociedad «para luchar contra la violencia sexual en nuestra ciudad y en nuestra provincia».
También hacen un llamamiento a las mujeres de la provincia de Salamanca «para que estén alerta y cuiden de sus amigas y de otras mujeres, sin dejar de reclamar acciones institucionales, por parte de los funcionarios y de los actores sociales que tienen competencia y deben trabajar para erradicar estos delitos. De fiesta en la ciudad, en las fiestas del pueblo, si ves a una mujer que necesite ayuda, no la dejes sola. Si una mujer en apariencia está demasiado borracha, quizás ha sido víctima de la sumisión química, la han drogado y necesita de nuestra ayuda», concluyen.