Pese a que los datos señalan la decadencia de la séptima ola de coronavirus, aún se están produciendo unas 50 muertes diarias en España. Esto ha llevado a los expertos a lanzar un mensaje de precaución ante esta “ola enmascarada”, y creen que “es raro fuera de la temporada invernal”.
A lo largo de las últimas semanas, los expertos vienen recordando que la pandemia del coronavirus aún está muy presente. A lo largo de la séptima ola, aunque la gravedad de los casos es cada vez menor, la transmisión es similar a la sexta ola y las muertes son “muchísimas” (entre 34 y 57 diarias, según los datos de Sanidad). Por otro lado, desde marzo la incidencia del COVID solo se mide entre los mayores de 60 años. Esta cuestión, unida a otros factores como la fatiga pandémica, el fin de las restricciones, la mayor inmunidad o las diferentes alertas por otras enfermedades como la viruela del mono o la hepatitis en niños, han llevado a los expertos a calificar a esta séptima ola como “enmascarada”.
“Da la impresión de que estamos aún en la séptima ola que, en lo que se refiere a número de transmisiones, ha estado enmascarada al no declararse los casos en menores de 60 años y porque, debido a las vacunas y, en menor medida, a la menor patogenicidad de ómicron y sus subvariantes, los casos graves son mucho más infrecuentes”, ha explicado Juan Antonio Pineda, especialista en Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen de Valme (Sevilla). Respecto a los fallecimientos, el sanitario indica que es el último dato en alcanzar su pico en cada ola. Esto, “coincide con la situación actual, en la que bajan los nuevos casos, pero seguimos con un alto número de fallecimientos. El problema es que nos hemos ‘anestesiado’ ante este número de fallecidos y ya lo damos casi como normal”, ha advertido.
Por otro lado, Pineda ha resaltado que “en los enfermos con COVID, el coronavirus puede estar aumentando la mortalidad de enfermedades importantes”. En este sentido, desde el 23 de mayo han muerto cada día entre 34 y 57 personas, según el último informe del Ministerio de Sanidad. Por su parte, el Instituto de Salud Carlos III ha indicado que en mayo registró un exceso de 3.215 muertes, de las que 58 las atribuye a las altas temperaturas.
El epidemiólogo Salvador Peiró ha calificado esta última ola como “diferente”, al haberla pasado sin restricciones y con inmunidad. Además, ha reconocido que “en las últimas semanas la transmisión ha empezado a descender”, así como que la media de 50 muertes por COVID al día incluye muchos casos “incidentales” (con COVID, pero no por COVID). Sin embargo, ha recalcado que “es extraño tener exceso de mortalidad fuera de la temporada invernal”. De cara al corto plazo, Peiró espera unas “próximas semanas tranquilas” con “bastantes casos, pero pocos graves”. Posteriormente, “en algún momento, probablemente hacia el final del verano”, la curva comenzará a subir de nuevo.
