Fernando Mayoral ha muerto. Ha muerto el escultor, el genio, el hombre que paseaba por las calles de la ciudad a buen ritmo. Ha muerto a los 92 años de edad en Galicia, dejando tras de sí un gran número de obras, que muestran en las calles de nuestra ciudad la grandeza de un hombre que sabía labrar con sus manos la singularidad de los personajes, anónimos y conocidos, que han transitado por este mundanal ruido.
El paseante puede ver en Salamanca como interpretó la mente artística de Fernando Mayoral a San Juan de la Cruz, Gonzalo Torrente Ballester, que le pidió a su viuda las gafas para hacer un molde y colocársela a la escultura que se puede ver en el Novelty, el busto de Germán Sánchez Ruipérez, el monumento a Filiberto Villalobos o a Alberto Churriguera.
Decía que era muy difícil ‘vestir’ a las esculturas, por eso le resultaba mucho más creativo hacer obras de personajes de época, porque sus ropajes estaban cargados de singularidad, más un traje de chaqueta y corbata que no dice nada.
Ya con casi 90 años, sus manos idearon un Cristo, el de la Humildad, que procesiona cada Semana Santa en las manos y hombros de los hermanos de la Hermandad Franciscana.
Eran nuestro último gran escultor, Salamanca le había dicho adiós a Venancio Blanco, a Agustín Casillas y ahora a Fernando Mayora.
1 comentario en «Adiós a Fernando Mayoral»
Preciosas y precisas letras. Así era nuestro. Fernando con se va otro delos grapndes, de los insustituibles