Bienvenido a la columna dedicada al yoga. En verano ya sabes que cambiamos un poco la temática y este año volvemos con nuestra sección: “Conversaciones con maestros yoguis y sus bandas sonoras”. Y qué mejores maestros que vosotros, para enseñarnos vuestra experiencia y camino yogui. Gracias.Comenzamos.
¿Nos dices tu nombre y tu edad?
Marta. Tengo 52 años, recién cumplidos.
¿Cuánto tiempo hace que practicas yoga?
Más de veinte años, con algún período de interrupción.
¿Por qué fuiste a yoga la primera vez? ¿Cuál fue el motivo que te llevó a la esterilla?
Me lo recomendó mi madre. Ella ya practicaba desde hacía tiempo y no paró hasta convencerme de que fuera a una sesión de prueba. En aquella época yo estaba haciendo la tesis doctoral. Quien ha pasado por esta experiencia, o quien ha preparado una oposición, sabe a qué me refiero. Dormía fatal. Tenía unos problemas tremendos de estómago. Estaba muy estresada, entristecida. Finalmente fui a esa sesión de prueba y me encantó. Y desde entonces no he dejado de practicar, con algún parón inoportuno.
¿Cómo es tu vida con yoga en tres palabras?
Si tuviera que definir mi vida con yoga en tres palabras estas serían bienestar, consciencia y equilibrio.
¿Y en más palabras…?
El yoga me aporta quietud y energía. Si estoy estresada o con alguna preocupación, el yoga me tranquiliza. Por el contrario, si un día me levanto sin fuerzas, apática, la práctica del yoga me activa.
Me ayuda a concentrarme en el aquí y en el ahora. Y esto no es un tópico. Yo lo he experimentado en primera persona. Respirar y ser consciente de las partes de mi cuerpo cuando estoy haciendo las asanas, me ancla al presente. No me preocupa ni lo que ha pasado antes de la sesión, ni lo que me puede pasar después.
Es una sensación muy agradable, que también experimento en el trabajo o cuando estoy viendo una película, dando un paseo o tomándome algo con unos amigos. Esa capacidad de concentración me permite disfrutar mucho más de todo lo que hago. El yoga no termina cuando me levanto de la esterilla. Es un estilo de vida con el que estoy consiguiendo ser más amable conmigo misma, menos exigente y más ‘disfrutona’.
Últimamente también he descubierto (gracias a Marta) la estética, la belleza y la elegancia del yoga. Hay asanas preciosas. Yo pinto fatal, pero cuando sigo las indicaciones de mi profesora para hacer las posturas, es como si con mi cuerpo estuviese dibujando en el aire. Es como una danza. Y tan bonito es el proceso de construcción de la postura como el camino inverso, cuando la deshaces y vuelves a tu estado natural. En ambos sentidos, a la ida y a la vuelta, los detalles son lo más importante: la base de la postura, la respiración, la armonía y coordinación en los movimientos.
¿Cómo sería tu vida sin yoga?
¡Uf, mi vida sin yoga sería un desastre! Ya lo he experimentado. Cuando he dejado de practicar durante un periodo largo de tiempo, lo he acusado muchísimo, tanto física como mentalmente. De hecho, si algún día, por la razón que sea, no puedo practicar, me siento rara. Es como si me hubiese saltado una comida o hubiese pasado una mala noche. Estoy más irascible, nerviosa y cansada.
Me he dado cuenta de que para obtener todos los beneficios del yoga, ¡qué son muchos!, tengo que ser constante y disciplinada.
¿Qué le dirías a alguien que está pensando en comenzar a practicar yoga?
Le diría que no lo dudase. Es una práctica para todo el mundo. No importa la edad, ni la condición física, ni el peso, ni la estatura. El yoga se adapta a cada cuerpo y al estado de ánimo en el que te encuentres en cada momento. ¡Eso es lo fascinante del yoga! No se compite ni con los demás ni con uno mismo. Se disfruta, y punto.
A quien se va a iniciar en la práctica del yoga, le aconsejaría que buscase un buen maestro, una buena maestra. No basta con ser un profesional del yoga. También es muy importante, al menos para mí, el aspecto humano. El yoga no es solo hacer ejercicio físico. El yoga es algo mucho más completo. Aunque es una práctica individual e introspectiva, lo cierto es que cuando estás en una sesión dirigida por un maestro o una maestra con empatía y sensibilidad, se crea un vínculo muy especial entre todo el grupo. Es algo indescriptible y muy agradable.
Además, gracias a las nuevas tecnologías se puede practicar yoga en cualquier lugar y a cualquier hora del día. Si me hubiesen preguntado hace tres años si estaría dispuesta a hacer yoga online habría contestado con un no rotundo. Pero la pandemia me ha hecho cambiar de opinión. Se puede hacer yoga perfectamente desde casa en directo o seguir una clase grabada. Yo echo un poquito de menos el contacto humano, pero los beneficios son los mismos. Y si no dispones de tiempo suficiente para desplazarte a la escuela de yoga, el yoga online es una alternativa muy buena.
¿En qué ha cambiado tu cuerpo con la práctica?
Con la práctica me siento más sana. Tengo más elasticidad, más resistencia y más fuerza. Con el yoga he movilizado partes de mi cuerpo que ni siquiera sabía que existían. El yoga es muy gratificante, porque con una práctica constante mi cuerpo se ha ido moldeando. He perdido grasa y he ganado tono muscular.
En la vida cotidiana, soy más consciente de mis malos hábitos posturales. Por ejemplo, si estoy sentada delante del ordenador y me encorvo, enseguida me doy cuenta y enderezo la espalda.
Si practico de manera regular, me desaparecen las contracturas. También tengo bajo control las migrañas y los problemas digestivos.
¿Cómo está tu mente desde que practicas yoga?
¡El yoga es un bálsamo para la mente! Es la mejor terapia para controlar la ansiedad.
La práctica de las asanas, la respiración y la meditación me han ayudado muchísimo en momentos complicados de mi vida. Como les sucede a muchas personas, he pasado periodos de estrés con síntomas como mareos, taquicardias o malestar general, sin que existiera ningún origen físico explicable para ello. Empecé a somatizar la ansiedad y mi situación se agravó a raíz de la pandemia, coincidiendo justo con una época en la que no estaba haciendo yoga. Lo pasé fatal. Estuve de baja, porque era incapaz de salir sola a la calle sin marearme. Entonces decidí volver a practicar yoga. Tuve la gran suerte de encontrar a Marta Corrionero y su escuela Ganesha. ¡Fue la mejor decisión que pude tomar! Me he ido recuperando poco a poco, en gran parte gracias a ella y a su forma de trasmitir las enseñanzas del yoga.
Si el yoga fuera una banda sonora, ¿qué canción pone el yoga en tu vida?
Es muy difícil responder a esta pregunta, porque asocio el yoga con muchas melodías y también al silencio. En todo caso, el yoga da armonía a la vida. Equilibrio, proporción y coordinación entre el cuerpo y la mente. La práctica del yoga me hace ser más feliz. Una felicidad muy consciente.
Muchísimas gracias a todos los maestros y maestras por vuestras palabras sinceras, y a vosotros por estar aquí en cada columna que ofrezco desde este gran periódico. Que tengas un buen día y cuides tu energía.
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