La Audiencia provincial de Salamanca ha absuelto a un estudiante del delito de agresión sexual que le atribuía una compañera de piso, al que acusó de haberla penetrado mientras se hacía la dormida en el sofá del piso que compartían con otra chuica, también estudiante y novia del denunciado.
La sentencia señala que la versión de la denunciante presenta contradicciones sustanciales puestas de relieve supra, así como la concurrencia de motivos de incredulidad subjetiva, y elementos que convierten el relato que hace Mari Trini sobre cómo ocurrieron los hechos en inverosímil al separarse de las normas de la experiencia y de la lógica , lo que determina que ni del testimonio de la víctima, ni testificales y documental analizada concurra prueba de cargo suficiente para enervar el principio de presunción de inocencia e indubio pro reo, que informa nuestro sistema procesal penal .
Los hechos declarados probados no son constitutivos de ilícito, según señala la sentencia, porque la ponderación de la prueba practicada en las presentes actuaciones, a la luz de los principios que informan el procedimiento penal; (presunción de inocencia e in dubio pro-reo) “determinan que no se consideren probados los hechos denunciados. Ni del testimonio de la víctima, ni de las restantes pruebas practicadas a instancia de la acusación (Ministerio Fiscal y Acusación particular) resultan acreditados los hechos denunciados”.
El fallo indica que parte de los hechos son descritos tanto por la denunciante como el ahora procesado con sustancial coincidencia. Se refiere la sentencia a lo ocurrido en septiembre de 2019. En esa fecha ambos iniciaron un acercamiento sexual que no se culminó por voluntad del chico que la interrumpió, consciente de que estaba cometiendo una deslealtad hacia su novia, por lo que se retiró sin completar el acto sexual.
Este incidente no fue obstáculo para la continuación de la pareja, pero sí afecto a la convivencia de la pareja con la denunciante, que pasó a ser muy tensa. No obstante, convivieron los tres en la vivienda alquilada hasta fechas previas a la pandemia, (en estos términos se han pronunciado los tres en la vista del juicio).
Este incidente admite la denunciante que le causó “gran decepción”. En la vista manifestó que «cuando (el chico) decide no completar el acto sintió una gran decepción porque el sentimiento que ella tenía hacia él no era correspondido y que el enojo fue posterior cuando la relación se enfrió y parecía que ella era la culpable, que no la saludaba y la conversación era muy escueta, esto le molestaba».
La pareja del procesado (estudiante del último curso de psicología entonces) manifestó que la denunciante, cuando le contó ese episodio, mostraba pena de forma artificiosa por ella y que le dio la sensación de que lo tenía todo planeado.
Una vez declarado el confinamiento por la pandemia, la denunciante se fue a casa de su novio hasta la noche del 30 -31 de mayo de 2020, cuando volvió a la vivienda compartida con los otros dos estudiantes que eran pareja.
Después de cenar los tres, las dos chicas se fueron a sus respectivas habitaciones y el chico se quedó en el salón viendo una serie.
En una no precisada de la noche, la denunciante regresó al salón y se echó en un sofá distinto al que continuaba ocupando el chico. Se quedó dormida y después de un tiempo empezó a hablar en sueños y a golpearse.
El chico se asustó y fue a avisar a su novia, que continuaba estudiando en su habitación, quien le contó que la joven sufría de sonambulismo y le sugirió que le cambiara el sofá, porque el suyo era más cómodo.
Este siguió el consejo y después de un rato la denunciante se levantó sonámbula y abrió la puerta de salida de la vivienda, por lo que el chico la despertó la metió para casa y candó con pestillo la puerta como le indicó su novia.
La denunciante volvió de nuevo al sofá del salón y también el chico, que se quedó vigilándola.
Las versiones del procesado y de la denunciante son contradictorias a partir de ese momento, según explica la sentencia.
El procesado manifiesta, (coincidiendo sustancialmente sus manifestaciones; tanto en la declaración indagatoria como en el acto de la vista), que la denunciante “volvió a balbucear en el sofá, por lo que la despertó y comenzaron a hablar, que a continuación ella le cogió del cuello y le empezó a besar durante un minuto o minuto y medio, que él se dejó llevar y a continuación ella le bajó los pantalones, un pijama holgado con elástico, que ella se retiró su ropa y le frotó su miembro contra su vagina,… que ella pretendía tener relaciones, que él cortó cuando notó el contacto de su pene con la vagina de ella, pero que no llegó a penetrar, que se fue a su habitación pasando antes por la habitación de la novia, que estaba estudiando con la puerta abierta, se despidió de ella sobre las 3.30 horas, marchándose a continuación a dormir a su habitación”.
En el acto de la vista el chico concretó que la denunciante estaba echada bocarriba en el sofá, no de lado, como afirma ella y que, tras cogerle del cuello para besarse, él estaba primero en cuclillas y luego se puso encima de ella,… que cuando se estaban besando ella cogió su miembro y lo acercó a sus partes, y que cuando él se percató de que ella se apartaba la ropa es cuando él se retiró. Reiteró que no hubo penetración, y que la denunciante estaba muy enfadada porque por segunda vez la dejaba tirada”.
La denunciante en fase sumarial declaró el 26 de junio de 2.020, que «se quedó dormida sobre las 3.30 horas y después se despertó cuando se percató que estaba siendo penetrada. Iba vestida con un pantalón de voleibol corto holgado, camiseta de tirantes y bragas de encaje. Estaba de espaldas al sofá y se giró para obligar al chico a quitarse. Como él mide 1.96 m , debía estar de rodillas en el suelo porque no estaba en el sofá, que ella permaneció todo el tiempo con los ojos cerrados hasta que el chico se fue a su habitación, previo paso por el baño. Dice que escuchó agua y él llevó papel higiénico para limpiarla por delante sin quitarle el pantalón ni las bragas. Cree que él no había eyaculado y ella decidió hacerse la dormida, porque le daba miedo la reacción de él y se quedó esperando. Dice que la penetración ocurrió a las 4 y pico de la mañana y escribió a su novio a las 4.36 horas y se quedó en el sofá hasta las 6.30 que se fue a su habitación hasta las 7 o 7.30 y que después se fue a casa de su novio. Hablaron y decidieron ir a urgencias sobre las 9 o 9.30 horas, que después de ir al hospital dice que lo denunció, pero el novio reconoció que no la acompañó a comisaría y no sabe si hubo denuncia ese día”.
El novio de la denunciante declaró que su novia tenía desde el principio de conocerla, “desde octubre de 2019, disociación de la realidad, que es como si tuviera personalidades diferentes en esos momentos, y que hacía cosas que no haría si estuviera bien, que sabe que lo tiene diagnosticado pero no sabe desde cuándo”…
La denunciante comunicó a la novia del denunciado a la mañana siguiente que lo había denunciado y que no sabía cómo se lo tomaría el chico”, cuando en realidad no presentó la denuncia has pasados unos días.