El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, defendió no hace mucho, el pasado mes de febrero en un acto de la Usal, la búsqueda de la libertad en la profesión periodística, y apostó «por una prensa de calidad» donde debe actuar «la genética del buen periodismo”. Fernández Mañueco abogó también por buscar un pensamiento que amplíe fronteras para que, de esa manera, la sociedad pueda progresar. «La libertad de información es el oxígeno de la democracia”, y precisó que también es uno de los pilares fundamentales del Estado de Derecho, y termómetro básico para medir la calidad democrática.
Asimismo, incidió en que “una población informada es más libre. Todo trae instituciones más fuertes y más puras, sanas y estables”, afirmó.
Cuando decía esto ya llevaba varios años tratando de que parte del oxígeno no llegara a la democracia de Castilla y León, o al menos a La Crónica de Salamanca por las críticas a su gestión, poniendo en práctica una estrategia despótica, prepotente y rozando la presunta prevaricación. En todo caso, adulterando el mercado periodístico y distorsionando la competencia con su boicot a este diario.
La Crónica de Salamanca era al finalizar el año pasado el séptimo digital nativo de la Comunidad con más audiencia. Vaya por delante nuestro agradecimiento sincero a quienes nos leen y han contribuido a este crecimiento.
Sin embargo, había once medios con menos tráfico que La Crónica de Salamanca que recibían más publicidad institucional de la Junta, hasta el triple en algunos casos.
La Crónica recibe este trato discriminatorio contrario a la Constitución y, por supuesto, a los propios criterios establecidos por la Junta para la inversión de su publicidad institucional, no solo desde que Mañueco llegó a la presidencia de la Junta en 2019. Ya durante su etapa de alcalde de Salamanca tenía apartado a este medio de la publicidad del Consistorio, llegando a decir que dimitía como alcalde antes de ponerle un euro a La Crónica, aunque lo expresó en términos menos correctos.
Por cumplir con nuestro deber y ejercer nuestro derecho, este diario ha sido víctima de una represalia prepotente e injusta —contraviniendo, además, el artículo 20 de la Constitución— por parte de Mañueco, primero como alcalde de Salamanca y ahora como presidente de la Junta de Castilla y León, para escamotear la inversión publicitaria institucional a este diario.
Desde 2019, este diario está siendo represaliado mediante la negación de la inversión publicitaria institucional que le correspondería en virtud de su audiencia. Tanto afán ha puesto en esta persecución, que ahora mismo hay varios digitales que tienen la mitad de la audiencia que La Crónica de Salamanca y reciben el triple por parte de la Junta.
Una represalia despótica y predemocrática contra un medio de comunicación que se limita a cumplir con su misión, informando con rigor y valentía de asuntos que desagradan al señor presidente.
Lejos de amedrentarnos, lo que ha logrado con este castigo es que ganemos cada vez la confianza de más lectores que buscan en La Crónica una información veraz y rigurosa, aunque sea desfavorable a los intereses de quien ostenta tanto poder sobre los medios de comunicación, al ser el principal proveedor de todos ellos.
Como decía recientemente El Confidencial en un editorial por un caso parecido que se sufre por parte de un gran anunciante, “es necesario que se conozca en la comunidad empresarial, en la profesión periodística, en los ámbitos políticos y en la opinión pública que en España, en pleno siglo XXI, vigente una impecable Constitución democrática que ampara los derechos de los medios de comunicación y el de los ciudadanos a saber la verdad, se produzcan comportamientos tan irresponsables como el de (Fernández Mañueco en este caso), cuyo éxito (político, aunque sea con trampas) no le autoriza a conducirse con decisiones arbitrarias. Con la represalia que contra la libertad de prensa ha perpetrado, asume un riesgo reputacional adicional… Seguiremos en la misma línea, nos cueste lo que nos cueste, que siempre será menos que abdicar de cumplir nuestra obligación. Olvidan los gestores que así se comportan que los periódicos con espíritu y coraje tienen un futuro de largo aliento, ven pasar por su puerta a poderosos que dejan de serlo de la noche a la mañana”.
7 comentarios en «Mañueco y la libertad de prensa»
A por ellos!!!!
Este sujeto p********* e i***** que no ha trabajado en su vida es lo más déspota y d******* que ha habido en la política de Castilla y León el problema es que la gente de esta tierra no lo vean y lo más grave cuando en las anteriores elecciones se le pudo quitar de enmedio los listos de ciudadanos lo mantuvieron y así les fue con este personaje ahora se dan cuenta cuando no hay remedio. Ahora con Vox en el gobierno se le está viendo lo que es como fue su padre con el fascismo.
Ese tipo es un despota aficionado (no da para mas). Cinico y peligroso, con maneras amenazantes, y sin embargo pasa desapercibido para gran parte de la poblacion. Si esta sociedad despertase sentiria nauseas de que alguien asi este gobernando. Es tan evidente, que parece mentira que la gente le mantenga
Solo busca trepar, y todo aquello que pueda perjudicarle (como una prensa libre y critica) lo perseguirá de todas las maneras posibles (que en eso si se va haciendo experto). A los demas los compra al precio que sea (no con su bolsillo, que no lo tiene y ademas es maniroto). Y ya se sabe, son muchos los que se arriman, y se prestan a ello. Y aunque lo pagamos todos, solo unos pocos son los beneficiados. Para el pueblo, que es el pagano, fiesta y fuegos artificiales, que es lo que quiere. Vamos, el pan y circo historico
Lo que me faltaba por oír, el Sr. Mañueco dando clases de libertad de prensa, cuando en está ciudad solo hay un periódico en papel y es muy sectario, así que de ud. clases de libertad de prensa no admito ninguna.
Lo peor de todo es que este personajillo salio de la nada y es que g****** como esta que se da golpe de pecho y misa diaria como su colega Carrero, comete ********* desde hace mucho tiempo, a si nos va.
Un eje.plo de ignorante, mal estudiante, y tramposo, dando clases de democracia. Lo siento pero debo retirarme a vomitar.