Una investigación llevada a cabo en Estados Unidos y recogida por El País, acaba de revelar que los mosquitos poseen más de un receptor de olores y sabores en cada una de sus neuronas olfatorias, que se cuentan por miles. Gracias a este olfato infalible, los mosquitos son capaces de encontrar a sus víctimas para picarlas.
La responsable del Laboratorio de Neurogenética y Conducta de la Universidad Rockefeller (EE. UU.), Leslie Vosshall, viene dirigiendo desde hace años una investigación sobre el funcionamiento del sistema olfatorio de los mosquitos. El estudio se ha centrado en la especie ‘Aedes aegypti’, también llamado mosquito del dengue. Los mosquitos llegan hasta sus víctimas a través del dióxido de carbono exhalado al respirar y el octenol, un volátil que está presente en el sudor.
Los resultados del estudio, publicados en la revista científica ‘Cell’, han confirmado que los mosquitos poseen un único receptor en algunas de sus neuronas. Esto ocurre igual en el resto de animales. Sin embargo, a diferencia del resto, al menos esta especie de mosquitos, pueden tener hasta dos receptores en cada neurona. Por tanto, “se necesita algo más para acabar con los mosquitos porque deshacerse de un solo receptor no tiene ningún efecto”, expone Vosshall.
Durante la investigación, los expertos han podido comprobar que en muchas neuronas estudiadas se activaban varios receptores olfatorios. Además, probaron que las neuronas activadas por el octenol humano, también se activaban con las aminas, unos derivados del amoníaco.
En definitiva, estos descubrimientos indican que los ‘aegypti’ poseen un sistema doble o triple de redundancia. Esto significa que, si no perciben un aroma, perciben otro, o incluso un tercero. “Los mosquitos tienen un plan b para su plan b de su plan b. Para mí, el sistema es irrompible”, apunta Vosshell. Por otro lado, también explicaría los fracasos obtenidos en el control de los mosquitos como vectores de patógenos.
Finalmente, Christopher Potter, neurocientífico de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (EE. UU.), que no está relacionado con el citado estudio, ha recalcado que, “sugiere ahora que las neuronas olfativas de un mosquito podrían ser mucho más adaptables, especialmente hacia olores importantes como los que desprenden los humanos que necesitan para localizar a sus huéspedes”.