Las ciudades monumentales de España

JESÚS MÁLAGA: ‘Desde el balcón de la Plaza Mayor’ (Memorias de un alcalde)
La Gran Vía, tal y como la conocemos hoy en día, comenzó a construirse en la década de los cuarenta del siglo pasado.

[dropcap]E[/dropcap]n los primeros días de febrero de 1984 nos reunimos los alcaldes de las ciudades monumentales, el embrión del grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad: Cáceres, Granada, Santiago de Compostela, Toledo y Salamanca para tratar temas en común.

Pedimos ayuda a los ministerios para el mantenimiento y recuperación de nuestros cascos monumentales, homogeneizamos nuestras relaciones con la UNESCO y solicitamos compensaciones por las exenciones en la tributación de la Iglesia. Teníamos mucho patrimonio exento de tributación en cada una de nuestras ciudades.

La reunión celebrada en Salamanca fue la tercera después de las de Toledo y Granada. Informé a mis colegas de la Operación Piloto y de la puesta en marcha del Plan Especial del Barrio Antiguo, de los informes y del compromiso alcanzado entre el Consejo de Europa y la ciudad de Salamanca tras la visita realizada por el señor Schmidt, director del Secretariado sobre Urbanismo Histórico y Patrimonio Arquitectónico de esa institución. Desde la primera reunión de Toledo formamos un grupo de presión dentro de la FEMP.

Quiero terminar este apartado dando a conocer un acontecimiento de transformación urbana de primer orden. El diario El Adelanto ocupaba un viejo edificio rodeado de una parcela ajardinada sin cuidar. Invadía gran parte del final de la Gran Vía, en las proximidades del convento de San Esteban. La Gran Vía es la arteria de comunicación norte sur de Salamanca. Hacía años que se interrumpía al llegar a los talleres y redacción de El Adelanto. Una pequeña calle sin asfaltar, de apenas unos tres metros de ancho, comunicaba la Gran Vía con la calle del Rosario.

Llegamos a un acuerdo urbanístico con la familia Núñez en el que se contemplaba la concentración de la edificabilidad del solar en la alineación consolidada de la Gran Vía, dejándonos para viales gran parte del suelo del periódico centenario y respetando los árboles que se encontraban en la fachada. Ese es el origen de las escaleras junto al edificio, se construyeron para respetar los árboles que la opinión pública del momento clamaba por su conservación. Al poco tiempo, la Gran Vía quedó abierta dejando ver el grandioso convento de los dominicos. El derribo de El Adelanto y la apertura definitiva de la Gran Vía se realizó en marzo de 1987, una fecha histórica para el urbanismo salmantino.

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