El verano ya está aquí. El sol ilumina las calles, los termómetros sobrepasan los treinta grados en la mayor parte del país. En algunas regiones incluso se sitúa por encima de los cuarenta.
¿Cómo reducir el impacto de las temperaturas extremas en lugares especialmente calurosos? A continuación, compartimos contigo una selección de tres consejos prácticos para mitigar sus efectos y proteger nuestra salud. ¡Toma nota!
Tres útiles consejos para contrarrestar los efectos de las altas temperaturas
Evita ducharte con agua fría
Tomar duchas de agua fría puede contribuir a reducir la sensación de calor. No obstante, no es recomendable abusar de esta técnica porque, si bien en el momento puede parecer eficaz, a largo plazo puede ser contraproducente. Cuando nos duchamos con agua muy fría nuestro organismo trabaja para contrarrestar el efecto incrementando la temperatura corporal. Se trata de una respuesta de defensa para protegerse ante posibles hipotermias. Si optas por una ducha fría cada vez que sientas calor, lo más probable es que el efecto dure poco y que, incluso más tarde, la sensación sea más intensa. Para evitarlo, lo más recomendable es regular la temperatura de tu ducha. Recurre al agua fría en momentos ocasionales y opta la mayoría de veces por las duchas con agua tibia. De este modo, se generará un efecto refrescante pero el organismo no retendrá el calor.
La importancia de la transpiración y la hidratación
Sudar es el proceso natural que permite regular la temperatura de nuestro organismo. Contamos con millones de glándulas sudoríparas distribuidas por todo nuestro cuerpo que se encargan de hacerlo posible. Aunque sudar contribuye a eliminar sustancias tóxicas y a limpiar el organismo, si se extiende durante largos períodos puede derivar en episodios de deshidratación. Para evitarlo, es fundamental que consumas agua de forma frecuente. Sólo así podrás garantizar un correcto equilibrio. Las temperaturas extremadamente cálidas pueden ser un factor de riesgo por lo que, durante el verano, es imprescindible ingerir una mínima cantidad de líquido, preferentemente a partir de bebidas frías. Si hay una exposición a temperaturas demasiado elevadas, puedes recurrir a un truco muy sencillo para atenuar la sensación de calor. Bastará con mojar tus orejas con agua fría cada cierto tiempo.
Da prioridad a la ropa negra
Uno de los mitos más extendidos es que las prendas de colores claros son más efectivas para reducir la sensación de calor. En realidad, esto no es así del todo. Si bien es cierto que los colores claros reflejan los rayos solares en lugar de absorberlos, no tienen capacidad para retener las altas temperaturas. Las prendas de colores oscuros como el negro absorben el calor e impiden que este llegue a nuestro cuerpo.
No obstante, no existe una fórmula absoluta. Seleccionar el mejor color de tu ropa depende de las condiciones climáticas. Para aquellos contextos en los que predomine el viento y un ambiente falto de humedad, lo más efectivo es optar por las paletas oscuras. Sin embargo, para aquellos entornos con altas temperaturas, niveles de humedad elevados y ausencia de viento, las prendas de color claro pueden ser más efectivas.