Entre los caminos de Villar de Gallimazo, Mario García Romo ha ido creciendo y logrando, entre otros hitos, la medalla de bronce en el campeonato de Europa en 1.500m disputado en el Olímpico de Múnich. Todo ello, con 23 años.
Por. Lucía Almaraz
En su pueblo están orgullosos de las hazañas de su paisano: «¡Quién iba a pensar que tendríamos un famoso en el Villar!”. Sus logros son fruto del trabajo, la dedicación y el esfuerzo. “Creo que tengo una juventud un poco diferente, pero no me estoy perdiendo nada. De hecho, me gusta lo que hago”, explica García Romo.
Valores, respeto, amigos y ver mucho mundo es lo que Mario García se lleva del atletismo, más allá de medallas y el orgullo de llegar a ser un campeón internacional. Con un futuro prometedor, nos cuenta sus entrenamientos y la parte más mental de ser un atleta.
Dinos la verdad. ¿Sentiste el aliento de los paisanos en Múnich?
La verdad es que ha sido muy bueno porque mis amigos me iban enviando vídeos de los vecinos de mi pueblo animando en las carreras. Es como cuando veíamos jugar a la selección de fútbol. Ahora ver que mi pueblo está así de emocionado por una de mis carreras, la verdad que significa mucho y me sirvió de motivación.
¿Qué te aporta correr por los parajes conocidos de Villar de Gallimazo?
De momento, no he corrido aquí todavía, pero me supone como un ‘reseteo’. Es como volver a un sitio en el que sé que estoy muy calmado, que estoy muy bien y en el que puedo tener mucha confianza y estar muy a gusto. Al final, el deporte también requiere mucho viaje, intensidad y emociones. Volver a un sitio en el que sabes que es ‘como tu centro’, lleva a tu mente a un sitio en el que estás seguro de estar a gusto.
¿Qué preparación sigues en tus entrenamientos?
Tengo entrenamientos de series, que suelen ser dos veces a la semana. También rodaje, sesiones de gimnasio, un poco variado. Al final, no todos los días son iguales. En cuanto la parte mental, simplemente intento centrarme en mis sensaciones mientras corro. Medito, pero bueno es muy variado. No es que sea muy complejo (risas).
Y respecto a tu alimentación.
No es muy detallada. Es que como lo que quiero. Intento que sea variado y sano. No obstante, seguramente empezaré a trabajar con un nutricionista dentro de poco, para personalizar las comidas y saber qué es lo que voy a comer cada día.
¿Tienes algún miedo cuando te pones las zapatillas de taco,… a tus contrincantes, a la pista, a ti mismo…?
Todo el mundo tiene miedo… Hasta los más grandes deportistas… Nervios, porque creo que son normales, algo que es muy natural en los seres humanos. Es parte de un proceso biológico y todos los deportistas lo pasan, aunque seas campeón del mundo o el mejor de la historia. Hay que saber gestionar esos miedos y esas emociones e intentar utilizarlos para tu beneficio. Al final, si utilizas las emociones para estar más alerta y tener más ambición en la competición, te viene bien. Nunca he visto los nervios de una forma mala, creo que son algo bueno que hay que aprender a gestionar.
¿Sigues algún ritual?
Sí. Rutinas que son muy automáticas. Sobre todo estar centrado. Al final, eso influye mucho en la concentración, en la competición. No es que tenga una rutina detallada y tenga que hacer sí o sí, se puede variar también un poco.
¿Qué te está aportando el atletismo?
Ahora, soy atleta profesional. Es como me gano el salario y espero que siga siendo así los próximos años. Además de muchos amigos y experiencias que no podría haber conseguido de ninguna otra forma. Soy de un pueblo muy pequeño y esa ha sido mi forma de salir de ahí y de visitar el mundo. Cuando me retire, voy a seguir ligado al atletismo. Me gustaría ser entrenador. Y por supuesto, también me ha dado medallas, récords y demás.
O sea que no piensa colgar las zapatillas.
No, no, no. Acabo de empezar (risas). Así que en diez años o así, no, siempre que me respeten las lesiones.
¿Qué valores te aporta el atletismo?
Muchos. Sobre todo, compañerismo, porque que sea un deporte bastante individual, sino entrenaras con nadie o no compitieras con nadie y no fueras respetuoso con esos compañeros, no podrías llegar a ningún sitio. También respeto porque aunque seas el mejor atleta del mundo te pueden ganar en cualquier carrera. El mejor atleta del mundo ahora mismo es Jakob Ingebrigtsen, ha perdido en diferentes carreras y aún así tiene el respeto de sus rivales.
¿Crees qué estás perdiendo algo de juventud?
No. Tengo una juventud un poco diferente, pero no creo que me esté perdiendo nada. De hecho, me gusta lo que hago, así que no me arrepiento.
¿Lo compaginas bien con tu vida personal?
Sí. Es un poco diferente, pero también mi vida ahora es el atletismo. Muchos de mis amigos son atletas, por lo que no supone un esfuerzo tan grande.
Y el resto de tus amigos, ¿dirías que sí se han sabido ‘ajustar’, por así decirlo, a tu forma de vivir?
Sí, cuando vengo al pueblo suelen ser igual que siempre. Al final, no ha cambiado mucho.
Una recomendación para los niños y niñas que se acercan al atletismo.
Es una buena válvula de escape para las vidas tan ajetreadas que tenemos hoy en día. Además, tiene muchos valores y te ayuda a estar centrado. Es como tener ‘un objetivo’, que no sea simplemente los estudios o enfocarte en tu vida personal, no, tienes un objetivo y el poder centrarte en ello te puede ayudar en los demás ámbitos de tu vida.
Por último, una curiosidad. ¿Cuáles son tus mejores recuerdos por el momento?
Esta es muy complicada (risas). Poder ir a una competición y estar con gente de diferentes países, viajar por el mundo. A veces es que estás, por ejemplo en medio de Suiza y dices: Estoy aquí. (Risas). No me esperaba que estuviera aquí hace diez años, pero mira luego estás ahí.
**** Fotografías cedidas por Mario García Romo.