Unos han tardado setenta años en reinar y otros se han coronado, el mismo fin de semana, con apenas 19 años.
Es lo que ha hecho Carlos Alcaraz, que prefiere aún que se le llame Carlitos, porque está en edad, aunque haya logrado una gesta solo al alcance de los elegidos.
Alcaraz también ha sido el más joven en ganar el US Open, uno de los cuatro grandes torneos del tenis mundial, tras imponerse en la final al noruego Casper Ruud, que ya perdió en Roland Garros la final ante Nadal.
Alcaraz superó dos bolas de set en la cuarta manga, que le situaría con un 2-1 desfavorable, pero contra todo pronóstico se sobrepuso ala adversidad y arrasó a su rival, en medio del delirio dela grada.
«Seguiré siendo el mismo», proclamaba minutos después de convertirse en el número 1 del tenis tras ganar uno de los torneos más difíciles del circuito, que le permitió salir de la pista central con un cheque de 2,6 millones de dólares.
Una mezcla de candidez en un jugador que es una bestia en la pista. Tiene todos los golpes, todos buenos, y se desplaza por la cancha con la velocidad de un rayo para llegar a todo lo que le envía el rival y responderle con un tiro infernal.