La ultraderecha gobernará Italia tras año y medio de tecnocracia de Mario Draghi, y una década sin un presidente salido de las elecciones, por distintos motivos.
La inestabilidad propia de la política italiana ha confluido con el descontento social y económico para aupar a la ultraderecha de Giorgia Meloni a la presidencia del Gobierno.
Meloni ha ganado con un 26% de los votos, tanto como suman las siguientes fuerzas más votadas, la izquierda moderada del Partido Democrático (lo que sería el PSOE español) y el Movimiento 5 Estrellas (similar a Unidas Podemos en España).
Este resultado, que se ha producido con una abstención del 36%, permitirá al postfascismo de Meloni apoyarse en la Liga (equiparable al PP en España), que queda como cuarta fuerza con el 8,8%, y Forza Italia de Berlusconi (8%). La ultraderecha y la derecha suman el 44% de los votos, lo que les permitirá gobernar en el Congreso y el Senado, pero se teme que las malas relaciones entre los tres líderes devuelva al país a su atávica inestabilidad.
De momento, Italia y Suecia son los últimos países gobernados por la extrema derecha, que hasta ahora campaba a sus anchas en Hungría y Polonia.
La UE contiene el aliento, porque Meloni tiene un claro discurso antieuropeísta y es contraria a la mayor parte d las políticas puestas en marcha ante la guerra, la inmigración y el destino de los fondos para la recuperación, y porque el partido popular Europeo entra en fase de retroceso.