Salamanca quiere a Jesús Málaga y el ex alcalde quiere a la ciudad del Tormes. Para muestra, lo que se pudo ver en la presentación de su último libro, ‘La vida cotidiana en la Salamanca del siglo XX 1940-1975’ .
Se colgó el cartel de no hay sillas libres en el patio del Palacio de Figueroa -Casino- y muchas personas se quedaron sin asistir al bautizo del tercer volumen del repaso que hace Jesús Málaga por el siglo XX en Salamanca.
Málaga ha parcelado la historia de la ciudad, a la que llama ombliguera, aunque bien podía llamarla ‘perejil’ al estar en todas las salsas o, mejor dicho, momentos importantes del devenir de España durante la pasada centuria. Siendo tan pequeña, pobre y periférica ha sido el escenario de instantes que se estudian en los libros de texto.
En esta última entrega ha tiendo especial mimo, porque, al igual que él, muchos salmantinos han vivido los años que él refleja en el libro, desde 1940 hasta 1975. Han pisado las mismas calles, visto a los protagonistas, sufrido los sinsabores y disfrutado de las mismas fiestas.
Salamanca pudo ser la ‘Ciudad de Dios’. No lo fue. Pero durante años, miles y miles de religiosos se formaron y vivieron aquí. Crearon comunidades y construyeron conventos o casas donde habitar. Después, con la llegada del Concilio Vaticano II, de Juan XXIII, del obispo Mauro y de una nueva manera de entender la Iglesia, Salamanca fue cerrando las puertas de los conventos. Eso ocurría en los momentos en los que algunas ciudades desarrollaban industrias y emprendimiento, en Salamanca se rezaba. Una vez calladas las oraciones, aquí no quedó nada.
Gracias a rectores como Tovar o Lucena, la Universidad sí que vio aumentar el número de alumnos en estas casi cuatro décadas y por aquí pasaron grandes nombres de la enseñanza, que dieron prestigio y renombre a la universidad más antigua de nuestro país.
Entre las anécdotas que contó Málaga durante la presentación, traemos la que mencionó del barrio Chino, por aquello de tener un contrapunto a tanta devoción. Recordó al párroco de la Purísima, don Miguel Pereña, quien desde el púlpito decía: «Creéis que no os veo, porque vais por las calles oscuras, pero ahí el obispo y yo es donde vamos a meter mano». Seguro la intención del párroco, nada tenía que ver con el juego de palabras que encendía las mentes de los que se acercaban a escucharlo y después a hacer chanzas sobre las mismas.
No olvidó mencionar que la dictadura de Franco fue muy dura con los que se oponían al régimen y que, al menos en la década de los cuarenta y cincuenta el hambre, la miseria y enfermedades como la rabia o la tuberculosis estaban muy presentes en el día a día de la vida de las persona que vivían en Salamanca.
En los sesenta, llegó el desarrollo. «Cuando releo las páginas de este tercer todomo son distintas a las de los anteriores, porque los he vivido de niño, desde un céntrico lugar o ya más adulto en la carretera de Ledesma. Además, fue el primer alcalde de la Democracia, por lo que he tenido una sensación rara al escribir este libro, porque he formado parte de esta época».
Una particularidad que une a los tres libros son sus índices, el onomástico y el temático. Así el lector encontrará nombres, lugares y hechos para conocer mejor a los protagonistas -nominativos y locativo- de Salamanca.
Jesús Málaga ya está inmerso en su próximo proyecto, en el que transitará por los primeros años de la Transición hasta llegar a 1986, momento en el que España entra en la Unión Europea.
El libro de Jesús Málaga, ‘La vida cotidiana en la Salamanca del siglo XX 1940-1975’, está editado por el Ayuntamiento de Salamanca a través de la Fundación Ciudad de Cultura y Saberes, y el ex alcalde de Salamanca no percibe ninguna compensación por su venta.
